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¿Agendás o dejás fluir el delicioso?

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A la hora de disfrutar de un encuentro sexual, no se puede hablar de una sola fórmula que te permita acceder a un placer más elevado, pero de acuerdo a lo que publicó en su cuenta de Instagram la sexóloga Romina Castro, siempre se dice que el sexo debe ser algo programado, cuando en verdad se puede disfrutar de una manera más diferenciada al programar el encuentro.

Al respecto, la máster en salud sexual, sexología clínica y terapia de parejas, María Rosa Appleyard, dijo que preparar un encuentro sexual puede tener muchas ventajas, desde la posibilidad de hacerse a la idea del mismo, hasta como mecanismo que aumente el deseo de estar con la otra persona y propicie una sensación de estar en un juego previo donde las ganas se conviertan en un protagonista estimulante.

María Rosa Appleyard 

“Del mismo modo, permite que las parejas puedan prepararse para ese encuentro. Lo principal es poder comunicar las fantasías, las predilecciones en cuanto a los juegos y/o juguetes sexuales a incorporar y las formas de cuidado para enfocarse exclusivamente en el disfrute”, resaltó la especialista.

Por ello, Appleyard resaltó que todo recae en la posibilidad de poder tomar decisiones en cuanto a cómo desarrollar el encuentro sexual, no desde una perspectiva mecánica o estructurada, sino más bien tomándose el tiempo de disfrutarlo sin interrupciones externas o dando paso a la consecución de momentos de experimentación en pareja.

LAS RELACIONES ESPONTÁNEAS
Appleyard resaltó que un encuentro sexual espontáneo posee la característica de surgir de forma menos prevista, teniendo en cuenta que la situación en la cual se encuentra la pareja en ese momento sea lo suficientemente placentera.

“Esto también puede permitir que sea sumamente satisfactorio para ambos, es una forma más de disfrutar de los encuentros en pareja y el que sea inesperado o no planificado puede tener un efecto reconfortante para ambos, sin tantos elementos de preparación”, manifestó.

No obstante, pese a que se habla de un goce compartido en pareja, la especialista indicó que el inconveniente a surgir es que el encuentro se vea interrumpido más fácilmente por situaciones externas, aparte de contar con menos tiempo disponible para el encuentro sexual.

EL PLACER DE LO PLANIFICADO
“Depende mucho de la dinámica misma dentro de la relación de pareja, el autoconocimiento de cada uno, el respeto mutuo y sobre todo la comunicación”, subrayó la sexóloga, resaltando que la desventaja de un encuentro sexual programado podría encontrarse en las expectativas irreales hacia los encuentros sexuales, provocando así situaciones de tensión, al punto de desarrollar encuentros displacenteros.

Ante ello, Appleyard expresó que lo recomendable es considerar que ambas situaciones, tanto un encuentro planificado como uno espontáneo, pueden aportar al disfrute de las relaciones sexuales, pues no hay una sola forma de experimentar la satisfacción sexual y esto va responder a lo que cada pareja pueda identificar como parte de su experiencia placentera y necesidad de vínculo.

Por su parte, el consejero en sexología, Nicolás Palomino, destacó que programar una relación sexual beneficia en cuanto a pensar en qué hacer, qué experimentar, qué mantener, pero también puede ser perjudicial cuando se sobrepiensa en cuando llegue el momento de la relación sexual.

Nicolás Palomino 

“En los hombres puede darse ansiedad de desempeño (más comúnmente causando problemas en la erección) y en varias mujeres puede darse cierta inseguridad a si están dando demasiada importancia a la que podría ser solo una pareja momentánea”, comentó.

Igualmente, Palomino dijo que el deseo es algo natural; aunque se programe una relación sexual, la persona sabe que desea a su compañero/a, siempre y cuando sea sincero/a consigo mismo. No se puede programar, pues cuando hay ganas solo los estímulos bastan.

“Lo que se puede trabajar es cómo cumplir con las fantasías, con esos actos o roles que la pareja tiene ganas, pues el deseo no es algo que se programe o se ensaye”, reiteró. Asimismo, aconsejó que solo se deje fluir el deseo, las ganas, la fantasía y su mejor sucesor: la imaginación, para un verdadero disfrute sexual.