Foto: web coprofam
Más de 300 paraguayos fallecieron entre el sábado y el domingo. Esta es una cifra dramática que nos demuestra que el coronavirus se encuentra entre nosotros de forma devastadora y con un Gobierno incapaz de hacerle frente como debiera.
No nos preparamos para enfrentar la contingencia cuando tuvimos dinero para hacerlo y tampoco nos preparamos ni planificamos las vacunaciones, cuando en el mundo ya empezaron a ser inoculados los primeros habitantes del planeta en noviembre pasado.
Llevamos más de ocho meses esperando vacunas, pagando por ellas, pero sin recibir ninguna en el volumen que nos habían prometido. Ya nadie quiere asegurar nada, el presidente Abdo dijo que llovería vacunas en junio, y lo único que llovió fueron granizos que destrozaron cultivos en la zona de Caaguazú el pasado día sábado.
No tenemos confianza en el Gobierno. No es de fiar lo que diga el canciller, lo que afirme el Ministro de Salud y menos aún el presidente. Estamos a lo que Dios es grande los paraguayos en estas circunstancias.
Esta situación también ha tenido su impacto en que muchas personas no se han podido vacunar por culpa de la incompetencia del Gobierno de llegar hasta ellos.
El 80 % de los fallecidos tienen 60 años para arriba, que se supone era un universo y que ya debería estar inmunizado a estas alturas. Todo mal en materia de vacunación y los costos en vidas humanas continúan creciendo.