La precariedad de los sistemas públicos paraguayos están hartos de mostrar, y eso lo podemos ver cada vez que llueve, cuando la energía eléctrica se interrumpe por varias horas debido a distintos tipos de problemas que no ha podido resolver hasta ahora la ANDE y que dice que necesita US$ 7mil millones, muchos de ellos provenientes de los fondos de Itaipú, para mejorar su sistema de distribución.
Lo que no vemos es un plan racional que realmente nos diga, ante contingencias de este tipo, cómo tiene que resolver la administradora eléctrica en el país, y en cuánto tiempo. Casi siempre, cuando se va la luz, no solamente no se sabe a dónde se fue, sino algo peor, no se sabe cuándo volverá; y los Call Center de la Administración Nacional de Electricidad terminan siendo abrumados por preguntas que las personas en ese sitio no pueden responder, simplemente porque desconocen.
Es el tiempo de lograr un nivel mucho más profesional en el manejo de la energía eléctrica. En otros países cuando el corte de energía es de pocos segundos termina siendo una situación catastrófica para la empresa proveedora. En el Paraguay nos hemos acostumbrado tanto que cuando decimos el pronóstico de lluvias debemos incluir también el posible corte de energía eléctrica -por lo menos- por cinco horas.