BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
CARENCIA DE JUSTICIA
La cuestión referida a la justicia en el Paraguay es siempre un tema que nos preocupa a todos, porque realmente impide que las inversiones de afuera lleguen al país, ya que se argumenta que el sistema jurídico nacional no da garantías para que, cuando haya conflictos, se diriman por el camino correcto y no por los contactos políticos que uno pueda tener dentro del aparato judicial paraguayo.
En estos días, la Corte Suprema de Justicia amonestó a la abogada Esther Roa, quien a lo largo de su carrera fue una de las voces más críticas contra los corruptos.
La abogada ha sido amonestada porque, en algunos casos, ha recordado lo que la justicia no viene haciendo desde hace tiempo: fallar en aquellos casos en donde están envueltos en corrupción varios políticos paraguayos.
Si la Corte Suprema, por recordarle una tarea que debiera desempeñar, castiga a una abogada como Esther Roa, el mensaje que está enviando es: «Nosotros hacemos lo que queremos y no admitimos ninguna crítica sobre nuestra mala función».
El Paraguay puede recuperar su Estado de Derecho solo a través de instituciones judiciales fuertes que no dependan de los políticos, que no solo les marcan la agenda, les marcan la ruta y deciden a quién deben sancionar y por qué.
UN TRANSPORTE COMO SIEMPRE
El debate sobre la reforma del transporte público metropolitano sigue dando que hablar, porque las explicaciones no son claras.
El argumento de que el Estado va a comprar, por 300 millones de dólares, vehículos que serán dados a los mismos empresarios que ahora administran el servicio para que realicen la tarea, no convence a nadie. Creen que, si ese es el mecanismo, estaremos perdiendo por ambos lados.
El contribuyente estará aportando 300 millones para que aquellos que no saben administrar este servicio continúen con el mismo negocio.
Esa es una parte que, mientras no se explique y no se puntualice de qué manera, no puede terminar siendo un golpe al bolsillo de los contribuyentes por un lado y de los usuarios por el otro. No habrá reforma posible.
El gobierno pareciera estar ganando tiempo más en esta situación, en la que no se anima a hacer la tarea que debiera, no se anima a decir de qué manera el servicio tendría que ser administrado en provecho de los usuarios, y, fundamentalmente, a que no tengamos que seguir poniendo recursos, como desde los tiempos de Cartes, en que se les compró unidades nuevas a los empresarios que ahora dicen que están en quiebra y que no pueden seguir con el negocio.
Por todos lados, el único perdedor es el contribuyente y el usuario, o ambos a la vez.
SIGUE LA GUERRA COMERCIAL
Los acuerdos comerciales entre Estados Unidos y Europa han generado diferentes reacciones y actitudes.
Por un lado, afirman que esta es la única garantía que tiene Europa de continuar defendiéndose ante la posibilidad de que Rusia se propague en términos territoriales y bélicos, más allá incluso de Ucrania o de Polonia.
La preocupación tiene que ver con cuestiones estratégicas. El comercio es simplemente un instrumento más en esta lucha que ha desempeñado desde su inicio de presidencia Donald Trump, en enero de este año.
Él mismo también ha reconocido que es un mecanismo para hacer frente a su terrible situación fiscal, en donde las deudas se acumulan y no hay formas de reducirlas por ningún camino.
Hay otros que afirman que es la decadencia del imperio americano luego de 80 años de preeminencia a nivel global. Esto también tendría que ser analizado.
Y la otra cuestión es si realmente esto hará recapacitar a los rusos en su invasión a Ucrania. Esto ya lleva muchos años y la respuesta rusa ha sido que no se les puede poner fecha ni límite a lo que ellos hagan, porque ellos no son ni Ucrania ni Israel, dijeron desde fuentes del Kremlin.
Veremos todas estas jugadas en qué desembocan.
De momento, la única palabra que se aplica con claridad es incertidumbre.