UN VIAJERO QUE HUYE
El presidente Peña se encuentra de nuevo fuera del país en una visita absolutamente irrelevante para participar de una reunión en las Naciones Unidas, donde mayoritariamente en los últimos tiempos, en el caso de Palestina, el voto de Paraguay ha ido en contra de la abrumadora mayoría de los países que están sentados en Naciones Unidas. Paraguay se alineó a Estados Unidos, Israel, Tonga, Micronesia, las Islas de Palau, por citar simplemente algunos de los países, estos últimos irrelevantes en el Pacífico con los que el Paraguay ha venido votando.
La única explicación que se tiene con respecto a esto es que, evidentemente, están buscando que Donald Trump se apiade de Cartes y le levante la sanción de “significativamente corrupto”, pero los intereses del país no están alineados con el mundo. En esta semana varios países que anteriormente no reconocían al Estado de Palestina lo han hecho.
Inglaterra, por ejemplo, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y varios países europeos han decidido que la única manera de proteger los lugares donde los palestinos habitan en Gaza y en Cisjordania es reconocer el estatus de Palestina como país.
De lo contrario, seguirán los hechos de genocidio y la limpieza étnica en su territorio como una rémora de una experiencia fatídica que ha significado la muerte, entre otros, de 6 millones de judíos del Holocausto nazi. Es el momento de que la comunidad internacional ponga una voz firme y contundente en este tema y de que Paraguay no esté del lado de los equivocados.
LO VIAL REQUIERE MEJORAR EL GASTO
Las inversiones que el Paraguay requiere en el ámbito vial, dicen los constructores, es de 30 mil millones de dólares. Esto es para construir y mantener más de 15 mil kilómetros de rutas pavimentadas. Estamos muy lejos de ese monto que implica, más o menos, una inversión de 2 mil millones de dólares. Este gobierno ya ha cumplido dos años y ha sido el que menos ha invertido en cuestiones viales y eso tiene una abierta y directa repercusión en materia económica, ya que gran parte de las inversiones en ese sector reproducen una economía en escala que llega hasta los niveles más bajos económicamente del país.
El gobierno de Peña, contrario al gobierno de Abdo, que incluso con pandemia incluida fue el gobierno que más asfaltó en la historia del Paraguay: 4.500 kilómetros. Eso significa que asfaltó tres veces más que todas las rutas asfaltadas durante la dictadura de Stroessner, que fueron 35 años y solo 1.500 kilómetros.
Ciertamente lo que habría que ver es la calidad, la manera en que se asfaltan o se hacen estas obras viales, que tiene una gran diferencia con respecto a los costos de los países limítrofes, inclusive con Bolivia, donde el costo de asfaltar es tres veces menor que lo que nos cuesta a nosotros. Algunos dirán que ellos tienen la materia prima, el asfalto derivado del petróleo, pero gran parte del problema que tenemos nosotros es la gran corrupción en las licitaciones viales en el Paraguay.
TODO ESTÁ PODRIDO EN EDUCACIÓN
Los hechos de corrupción no paran en ningún sector y tampoco la educación escapa de eso. Hay licitaciones llevadas adelante por el ministerio que realmente demuestran los escasos controles que existen en un ministerio que siempre se queja de que no tiene los recursos económicos suficientes para emprender la tarea de la reconstrucción de la educación paraguaya. No solamente que no hay recursos para el mantenimiento de las estructuras físicas, no hay recursos para hacer el cambio de la currícula, mejorar el nivel de calidad de los maestros y hacer el gran cambio que el país necesita en esa materia.
Muy por el contrario, el ministerio está en cualquier cosa, en donde haya negocios y donde haya plata que repartir, pero no parece importarle que seamos uno de los peores países en materia educativa, que estemos penúltimos, solo superados por Camboya, que padeció un gran genocidio hacia finales del siglo pasado, del que aún no se recupera. El Paraguay necesita recuperarse del genocidio intelectual y cultural que lleva padeciendo desde hace varios años y que nuestras autoridades creen que forma parte de la naturaleza del país.
Una de las razones por las que nuestros jóvenes no se rebelan o no hacen líos, como lo dijo el monseñor de San Pedro y el papa Francisco alguna vez, es porque no tienen conciencia de lo mal que están y de lo mal que van a estar.