Noviembre será el protagonista del regreso a clases presenciales de los alumnos del último año del nivel medio. En entrevista con radio Monumental, el viceministro de Educación, Robert Cano, dijo que es el grupo con más posibilidades de respetar los protocolos sanitarios.
Además, especificó que la medida fue adoptada tras consensuar con especialistas del Ministerio de Salud, la Sociedad Paraguaya de Psicología, Unicef, la Cruz Roja, “un grupo calificado que permite tener una sólida respuesta”, afirmó Cano.
La experiencia que arranca el próximo mes será fundamental para encarar el retorno a clases del 2021, y cuenta con dos fases, una de preparación y la otra del retorno propiamente dicho.
La fase de preparación requiere tiempo y calificación e implica una evaluación de las condiciones, la disposición de lavatorios e insumos como el termómetro infrarrojo, alcohol en gel. Así también, especificaciones para que la circulación sea orientada al distanciamiento físico, un recuento de quiénes son los estudiantes que retornarán, autorización por escrito de los padres, con qué docentes van a contar, etc.
“No vamos a obligar a ningún docente con enfermedad de base o que esté en grupo de riesgo a asistir, después de saber con quienes contamos, se organizan las cuadrillas o grupos burbujas, de a 15 personas y estos grupos no se van a poder mezclar”, aseguró el viceministro de Educación.
La fase de retorno, por su parte, es en la cual evaluarán cómo se realizará el ingreso, quién va a hacerlo, el momento de permanencia, que implica el recreo, la dinámica del aula y los procesos de aislamiento en el caso de que algún estudiante de positivo al Covid-19.
Respecto a esta decisión, muchos han sido los gremios que manifestaron su disconformidad. Miguel Marecos, presidente del Sindicato Nacional de Directores (SINADI), mencionó que no hay un solo guaraní en la institución y tampoco cuentan con el desembolso en concepto de la gratuidad de la educación.
En ese sentido, contó que ayer fue presentada una nota al MEC emplazando por 24 horas del desembolso en cuestión por parte del Ministerio de Hacienda. Caso contrario, el jueves presentarán un recurso de amparo constitucional para que los alumnos no vayan a las clases presenciales.
“Casi todos los profesores tienen 35 años para arriba, con enfermedades de base, no se justifica esto pedagógicamente, no tiene sustento técnico. Ya muchos gremios de estudiantes dijeron que no van a asistir muchos alumnos, pero con uno que se vaya ya se corre riesgo”, expuso Marecos.
Asimismo, dijo que no hay ninguna obligatoriedad para la presentación de certificado de Covid-19 negativo por parte de los alumnos, pues el Ministerio de Educación solo pide autorización del padre para el retorno.
“No hay un sistema de bioseguridad que garantice que estos chicos que no se van para estudiar, hacer la tarea o rendir, sino para divertirse, se vayan a cuidar. Ellos se van a saludar, besar, tocar las manos y puede haber un contagio comunitario como lo mencionaron días atrás los doctores Mateo Balmelli y Guillermo Sequera. No hay garantías para que vuelvan, la pregunta es: ¿para qué se van a ir?”, precisó Marecos.
CON MIEDOS, SIN GARANTÍAS
Por su parte, Francisca Monges, presidenta de la Federación de Padres de Alumnos de Instituciones Educativas del Paraguay (Fedapy), aseguró que firmaría el permiso para que su hijo asista a clases si el MEC demuestra que existen garantías dentro de las instituciones educativas.
“En los medios de prensa dicen que va a haber un protocolo, pero la práctica es otra cosa. Si el MEC no tiene conocimiento de que las instituciones educativas no cuentan con condiciones ni infraestructura, entonces las autoridades no viven en este país. Los padres deben analizar la realidad de la escuela y si está garantizado lo que las pregonan”.
Agregó que el pueblo paga, nada es gratuito y que ni siquiera se liberó el internet para la oferta educativa de clases virtuales. “Queremos que los padres velen porque estén las condiciones porque después va a recaer encima de esa comunidad empobrecida por la pandemia, padres y madres sin trabajo”.
Para los padres aceptar las clases presenciales en noviembre, sería “blanquear el fracaso”. Calificó a Petta de soberbio y sin apertura, y explicó que hay una desorientación por todas partes.
“Todo es precario, todo es por el camino, desde el principio fue algo improvisado y se terminará como algo improvisado. Las aulas no están climatizadas, el acceso al agua potable no es el 100%, es una de las grandes falencias, no importa si es por grupos, parece que todo es un juego”, concluyó Mongés.
