El vínculo que se establece entre el lector y el diario es, frecuentemente, indestructible y dura en tanto ese milagro impreso en papel llegue diariamente a sus manos. Numerosos pensadores han intentado definir esa relación casi religiosa. Hegel, filósofo del idealismo alemán, decía que “la lectura del periódico es la oración matinal del hombre moderno”.
Hans Dietrich Genscher, diplomático y político alemán, dejó dicho –inspirado en Thomas Jefferson- que “si tuviera que elegir entre un gobierno sin periódicos o un periódico sin gobierno, elegiría lo segundo, porque la prensa es la artillería de la libertad”. Rafael Barret le reservó un pensamiento menos bélico y más poético. “El vago afán de lo nuevo –dice en su “Psicología del periodismo”- y la cobarde pereza engendraron la moda. Sea tu diario una vasta moda que muere y renace cada mañana”.
Se atribuye a Sócrates, maestro de Platón quien recogió la frase, haber dicho: “Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto". El ya desaparecido diario porteño Crítica lo adoptó como lema, materializado en sus incisivas y no pocas veces escandalosas coberturas. De eso se trata.
El Independiente nació hace hoy un año para informar a sus lectores y para hacerle la vida incómoda a quienes gobiernan en nombre del ciudadano. E imposible, si cabe, a quienes se ceban en el dinero público para amasar poder y fortuna.
El Independiente no nació para ser escribanía pública de los políticos de turno en el poder sino un examinador riguroso de su gestión. A los gobernantes no les gustan las críticas. Prefieren el elogio zalamero, el panegírico baboso e interesado. Pero los servidores públicos, sean de elección popular o por designación del poder electo, no deben esperar felicitaciones por el trabajo bien hecho. Para eso están allí, para llevar a buen término las cosas que se comprometieron hacer al pedir el voto ciudadano.
Y hacerlas bien, con transparencia y honestidad. Porque si fallan en su cometido, nos encontrarán en la encrucijada. Siempre. Iniciamos el segundo año de existencia y los desafíos siguen intactos. Nuestro mejor premio es la confianza de los lectores, un valor que nos comprometemos a cuidar como el mejor tesoro. Confianza fundada en la credibilidad, base insustituible del buen periodismo.
