DESDE CIUDAD DEL VATICANO BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO ENVIADO ESPECIAL DE EL INDEPENDIENTE.
Lo harán en continuidad a la visita del Pontífice Francisco a Puerto Maldonado en el Perú y en varias referencias durante su pontificado entre ellas la más importante: la encíclica Laudato si’. La dimensión del debate es el resultado de varios meses de preparación donde esta región que toca a varios países latinoamericanos ha traído visiones contrapuestas en torno a los compromisos, responsabilidades y miradas no solo ecológicas sino también médicas, antropológicas y de fe.
El abordaje si los casados pueden impartir sacramentos en regiones como la Amazonía también será uno de los ejes de este Sínodo aunque la dimensión del tema excede esos límites geográficos. La región y gran parte del mundo carece de curas consagrados y las demandas no son satisfechas por los medios tradicionales. El Papa Francisco apuesta a un compromiso laico más intenso en un Vaticano con fuerte olor conservador aun donde las voces como las del ex prefecto de la congregación de la fe (ex santo oficio) Mueller se ha tornado en una de sus voces más críticas. El Papa sabe que se está moviendo en arena movediza y requiere no solo tantear territorios sino también ganar adeptos a una propuesta renovadora que ha sido la razón de su elección hace seis años. La participación de la mujer también es un tema ríspido en cuestiones donde se pretende que tenga una voz que suene de manera más clara en una iglesia que las ha privado de una participación más efectiva y vocal. El vocero de este Sínodo es un conocido para nosotros porqué fue Nuncio en Paraguay: Lorenzo Baldisieri. Ha procurado ponerle paños fríos a este tema porque sabe muy bien la reacción que supondrá avanzar en este territorio donde los conservadores expresaran con vehemencia su abierta y clara oposición.
TIEMPOS DE CAMBIOS
El Vaticano como centro del catolicismo mundial no escapa de los análisis que sobre cualquier referencia del poder humano se pudiera hacer. La cuestión de la Amazonía los enfrenta con los intereses económicos interesados en explotar la región, con la mirada abiertamente crítica de Bolsonaro o de los grupos que pujan por los derechos de los indígenas. Lo mismo en torno al rol de los laicos y de las mujeres. Conversando aquí con el sacerdote paraguayo Cristino Ramos quien vive aquí desde hace año y medio e igual tiempo anterior en Tubinga (Alemania) y cuyo destino desde febrero próximo será Choré (Dpto. de San Pedro) las demandas de atención de la fe son inmensas y requieren de un laicado mucho más abierto y comprometido. “Es una realidad, no damos abasto y los seminarios pasan crisis de vocaciones mientras muchos laicos casados desde su condición de sacerdotes podrían nutrir del evangelio a muchos” lo dice mientras caminamos por los senderos de este Vaticano siempre lleno de religiosos y de turistas.
El sínodo que se inició ayer espera frutos concretos, muestra frustraciones anticipadas y tantea espacios nuevos para una iglesia que como hace miles de años se debate entre lo nuevo y lo viejo. Nada demasiado original en la percepción de muchos pero ciertamente desafiante con un papa que ha venido a expandir fronteras y territorios nuevo para la fe desde la perspectiva católica.
De salida, uno puede ver una escultura de los inmigrantes que muestra las alas de un ángel protegiendo su diáspora en las tempestuosas aguas de los océanos que separan sus lugares de origen del territorio deseado. En el mundo viven más de mil millones de seres humanos fuera de sus patrias originarias y la referencia recientemente inaugurada dentro de la Plaza de San Pedro es una llamada de atención sobre este renaciente fenómeno mundial del que el propio papa es un vívido ejemplo.
Tiempos de cambios y de apuestas. De desafíos y compromisos. El Vaticano este mundo de 44 hectáreas en medio de Roma recoge las turbulencias del tiempo que nos toca vivir e intenta entender sus latidos y urgencias.