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Siete lecciones que deja la política

  1. La política es algo serio. Aunque la política es una actividad que tiene poco prestigio -nunca lo ha tenido-, eso no le resta la importancia que tiene. Sigue siendo un método de organización. Un conjunto de hábitos, costumbres y reglas que cada sociedad se da, de acuerdo a los que detentan los poderes legítimos, los grupos sociales y las personas. Es algo serio, porque nos obliga a ponernos de acuerdo, a pesar de nuestras diferencias sociales, personales, biológicas, religiosas y culturales. 
  2. Cada quien habla como le fue. La política tiene dos momentos: el primero, es para los triunfadores. Los consentidos del destino. Los elegidos por las circunstancias. Los que viven días de gloria en la política. Y el otro, a los que no les es favorable a pesar de tanto tiempo y dedicación invertidos. A algunos los eleva y a otros los amarga. Cada político, tarde que temprano, vivirá ambos momentos. Cada quien entonces, hablará como le haya ido en la política.
  3. No cualquiera puede ser político. Una cosa fascinante en la política, es que muchos piensan que cualquiera puede ejercer este viejo oficio. Quien no lo conoce, lo desdeña, lo subestima o lo menosprecia, habrá de recibir una lección de vida. Algunos la aprenden y la entienden, y con ello crecen. Quién no, solo se lamenta y se amarga. Y es que a la política hay que invertirle muchas horas de esfuerzo y dedicación, y a cambio de ello, sólo recibirá reproches y mala fama. La política no es para pieles finas.
  4. La política pone siempre en su lugar. Si usted le tocó ganar esta vez, no siempre será así. Piense que usted llegó al triunfo por muchas circunstancias. Por mucha gente anónima. Por la ola triunfadora de su partido. Por suerte. Pero la política siempre tiene tardes grises para quienes la practican. La fortuna no es eterna. Y para quienes se llenan de soberbia, prepotencia y desdén por los demás, la política tarde que temprano los pondrá en su lugar.
  5. La política es un reflejo de la vida. A veces los ciudadanos exigen a los políticos virtudes que ellos mismos no tienen. Los políticos son ciudadanos que queremos ver inmaculados. Pero no olvidemos que la política es un reflejo de la vida: es injusta, es una guerra por el poder y la relevancia, y se basa en la competencia contra el otro. Todo lo que sucede en la política, sucede en la sociedad. Sin embargo, nunca debemos renunciar a que se practique con decoro y dignidad. 
  6. La política no es una actividad lógica. Este es un principio fundamental. A pesar de que la política tiene reglas, principios y mecánicas propias, no necesariamente es una actividad gobernada por la lógica. Siempre tendrá giros inesperados. Situaciones inexplicables, verdades anunciadas que nunca se creyeron. 
  7. La política es riesgo. A pesar de ser un ejercicio racional, el político debe tener una ingenuidad temeraria. No dejarse ir por la mera racionalidad. Sólo por el cálculo. La política es una aventura fascinante, hecha para los arriesgados y los audaces. Para los que no temen perder. 
Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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