Por Guadalupe Robles
@guadalupe2003
1. Los amigos pueden ser también enemigos. Cuando el político asume el poder tiene dos problemas fundamentales que resolver: qué hacer con los enemigos y qué hacer con los amigos. A los que estaban en el poder, y los que buscaron el poder y no lograron obtenerlo, los tendrá de enemigos sin descanso. Pero también habrá de tener cuidado de los amigos que ayudaron al político a llegar al poder, y quedaron fuera del gobierno. Nunca hay lugar en el gobierno para todos. Muchos amigos quedan fuera. Y de la exclusión ingrata, viene el resentimiento por lo que consideran una traición. Ese resentimiento tarde que temprano se convertirá en odio. Un odio sin retorno. Seco. Por eso en política los amigos pueden ser los más grandes enemigos.
2. No escuche a tantos. Usted tiene que escoger a los mejores asesores en temas específicos. Para ser preciso, los que quepan en una mesa para seis -incluyéndolo a usted-, con cinco temas específicos: política, derecho, finanzas, comunicación, y planeación para dar seguimiento a las estrategias, acuerdos y tareas que salgan de esa mesa. Por cuestión de orden, exíjales a cada uno, que se concentren en sus temas y no en los temas de los otros. Y sobre ello, usted decide.
3. No escuche a uno solo. No se vaya al otro extremo. Si bien su oído tiene que poner límite a tantos consejeros, no se deje asesorar solo por uno. Y no dependa tanto de sus consejos. Tarde que temprano se creerá mejor que usted. Sentirá que sus consejos que siempre son atendidos por usted, le dará derecho a compartir el poder. Y, dentro del gobierno, usted no puede compartir el poder, pues entonces se debilitará.
4. La política siempre se repite. Como en el ciclo de la vida, los gobiernos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Tome en cuenta este ciclo porque es inevitable. Así nos lo dice la historia. Hay siempre una era de esplendor y entusiasmo. Una cúspide de popularidad que más tarde que temprano desciende al abismo. Sepa en qué etapa está su gobierno.
5. No abuse del pueblo. Ni física ni verbalmente usted puede abusar del pueblo. Ni con la represión ni con la mentira. Todo pueblo es paciente por un tiempo. Solo por un tiempo. El pueblo eleva y el pueblo hunde al político. Cuídese el político de la decepción del pueblo, pues su reacción es implacable. Y en su memoria, con reproches justos o injustos, condenará al político para siempre.
6. La suerte tiene caducidad. La fortuna, -la suerte-, es un elemento inherente a la política. Algunos políticos han gozado de la suerte más que otros. La historia de la política está llena de bromas: ha elevado a cargos relevantes a personajes menores. Así suele vengarse la política de aquellos que se sienten mejores, y no llegan. Pero la suerte no es eterna. Termina un buen día sin avisar. Y generalmente no vuelve.
7. La política necesita ideas. No sea un político de discurso hueco. O sin discurso. No le apueste a la popularidad engañosa y efímera de las redes sociales. La política es algo más que frases. Si usted considera que las ideas no son tan importantes en política, tenga cuidado: alguien está pensando por usted.