La Navidad es ese momento mágico cargado de encuentros familiares que solo se traducen en felicidad. En este año tan difícil deviene la época perfecta para agradecer por lo que tenemos y proponerse nuevas metas para el año entrante.
En Paraguay la Navidad huele tan bien como el dulce aroma de la flor de coco y las frutas que adornan los pesebres en los hogares. Cuenta la historia que en 1537, con la llegada de misioneros Jesuitas y Franciscanos, la fiesta de la natividad de Jesucristo fue motivo de devota congregación de indígenas y pobladores extranjeros.
La historiadora Margarita Miró, comentó que por el calor de la época celebramos la Noche Buena, el 24, mientras que en otros países donde hace frío celebran la navidad que es el 25.
“El clima ayuda a que se pueda tener otro tipo de celebración, que abunde el verde, las frutas, que se pueda compartir, todo esto es posible mediante las características climáticas, si hiciera 0 grados o lloviera las personas se quedarían en casa nomás”.
Cerca de la medianoche del 24 de diciembre se hace la vigilancia del pesebre para que a las 12 se levante al Niño Jesús que recién ha nacido. Luego, las familias consumen el tradicional clericó cerca del nacimiento y en muchas ocasiones se suele besar la figura del Niño.
Afirmó que una de las tradiciones más lindas y especiales es que uno de los hijos debe realizar el pesebre durante siete años consecutivos, luego pasa el otro con la finalidad de que el Niño Jesús les agradezca y reciban sus favores.
Destacó que muchas familias no ponen al Niño en Navidad y dicen “mi Niño es de año nuevo”, y lo muestran más grande, en algunos casos está parado. “La gente que hace pesebres considera que el día de Noche Buena y Navidad no se puede dejar al niño”.
Una tradición que recordó con mucho cariño la especialista es el hecho de recorrer los pesebres por los barrios, tanto adultos como niños, y en el camino recibían golosinas, chipa o clericó.
“Famoso decías que lindo tu pesebre y si no te daban nada, que lindo tu peseco”, sonrió. “Esa costumbre se perdió, era muy común la cercanía con los vecinos, el poder compartir”, acotó Miró.
EL NACIMIENTO
El pesebre recuerda cuál es el centro del festejo: el nacimiento del Niño Ára o el Niño Jesús. Se integra de figuras de yeso o cerámica de cada uno de los presentes en el portal de Belén hace más de dos mil años, entre ellos, la Virgen María, San José, el bebé Jesús, la mula y el buey, el ángel y los tres reyes magos, así como los pastores con sus ovejitas.
La historiadora dijo que la decoración tradicional y clásica está compuesta por una ornamentación verde, una cueva que se hace sobre todo con ramas del “ka’avove’i, eso es único. Sin embargo, muchas familias hoy usan la casita de paja y otros prefieren palmeras, helechos, o el Karaguata que con su peculiar color rojo embellece mucho.
También se colocan sandías y frutos acuosos que conmemoran el embarazo y el medio acuoso donde, por primera vez, moran todos los bebés, incluso piedras para formar cerros.
LAS FRUTAS EN EL PESEBRE
Las frutas son una ofrenda al niño para tener abundancia en el hogar. Sandía, piña y melón, adornan el nacimiento del niño Jesús. La especialista argumentó que antes colgaban frutas como granada, hacían rosarios de huevos y distintos elementos de la naturaleza con el objetivo de adorar.
“No había globos ni nada de eso y esa era la forma que encontraban. El simbolismo de la fruta tiene que ver con la capacidad de dar. La cultura guaraní era muy generosa y era una forma de agradecer, de bendecir. Tiene que ver con la entrada del verano que era un momento representativo por el tema de la lluvia y ese principio guaraní se fue quedando”, precisó la especialista.
Aclaró que la sandía y el melón no son frutas nuestras, pero poco a poco se adecuaron al país y la gente las empezó a usar en su pesebre.
LA FLOR DE COCO
Una flor muy olorosa y original. A decir de Miró cuando vas por el campo y está floreciendo el coco se siente el aroma desde lejos, y es una forma de adorar al niño Jesús cuando la colocas en el pesebre.
EL CLERICÓ
Es tradición que el clericó se consuma consuma alrededor del pesebre mientras se espera la medianoche. Se trata de una ensalada de frutas que se prepara agregando también vino y que se convida a todos los visitantes.
“Los guaraníes tienen origen amazónico y están divididos en tres familias lingüísticas. La tupy guaraní fue la que tomó más fuerza y fue ocupando gran parte de América del Sur. Según lo que investigué, hacían una bebida de frutas llamada caguï y luego cuando llegaron los españoles le pusieron vino y agregaron frutas que no eran nuestras”, aseguró Miró.