Convivimos varias generaciones marcadas por sucesos que determinaron nuestras trayectorias de vida: los baby boomers (personas de entre 70 y 50 años), generación X (entre 40 y 50), millenials (alrededor de los 30 años) y los centennials (en sus veintes). Si bien cada generación tiene características resaltantes, todos hemos vivido en Paraguay en un régimen republicano con sus luces y sombras y hemos sido tocados por las acciones que desde los sucesivos gobiernos se han realizado en los campos de la salud, el trabajo, la vivienda y por supuesto la educación.
Los conjuntos de acciones, leyes, normas, e intervenciones pensadas, diseñadas e implementadas por el Estado a través de su gobierno, con el fin de incidir en necesidades específicas de las poblaciones en general o grupos concretos, son las políticas públicas.
Algunas de estas acciones pueden inclusive trascender gobiernos (les llamamos políticas de Estado) como el Programa Tekoporá de transferencias condicionadas dirigido a personas en situación de pobreza y pobreza extrema, que inició durante el gobierno de Duarte Frutos y continuó con todos los sucesores, o la Reforma Educativa que se realizó hace alrededor de 20 años y continúa teniendo efectos en los posteriores gobiernos y las personas que los transitamos. La campaña de Yodito que buscaba incorporar el uso de sal iodada en los hábitos alimenticios de la ciudadanía, la selección de las vacunas que el sector público provee a la población y que han conseguido la erradicación de la poliomielitis, la malaria y otras enfermedades. Estas acciones pensadas, implementadas y financiadas desde los gobiernos, determinan el acceso, calidad y alcance de nuestra salud, educación, movilidad, espacios de esparcimiento, justicia, seguridad, economía, medio ambiente, entre muchos otros aspectos de la vida, y según como sean implementadas y coordinadas, amplían o disminuyen brechas.