Vivimos tiempos de pandemia mundial (covid-19), lo cual nos lleva a pensar, reflexionar y ahondar en muchos aspectos de nuestras vidas. Algo que desde hace rato viene golpeando en la consciencia de la gente es el dinero del contribuyente, y su uso discrecional en el estado. Debido a este virus mucha verdades ocultas sin entender salen a la vista como “el “presentismo”, una palabra que ni el programa que uso para tipear esto lo registra, y porque publico no solo en el independiente sino también en Facebook lo defino; dícese de un monto de dinero sacado del mismo fondo de los impuestos para ser destinado al bolsillo de funcionario público.
Para tener una idea clara de cuánto dinero hablo de cobrar por presentismo que no es otra cosa que el hecho de estar presente en el trabajo en la entidades como Yasyretá, hidroeléctrica donde hay 250 personas que ganan sobre los 37 millones de guaraníes, por la simple función de estar presentes en el trabajo. El covid-19 llegó para detonar cambios fuertes y duros en la forma en que nos movemos y entendemos el mundo; se acabo el egoísta con sus preferencias frente al grupo grande de personas que no tienen que comer o pasan mucho tiempo esperando atención médica.
Este tiempo nos exige estar presentes frente a esa gente, acompañarlos, asistirlos y velar su salud y vida. A parte de Yasyretá, en el estado hay un grupo de 250,000 personas quienes se benefician del 78% de los impuestos del contribuyente. A nivel país nos plantea ordenar la casa, limpiarla, organizarla para que en el futuro estemos listos para enfrentar distintos contratiempos como el que estamos viviendo desde hace unas semanas. Una vez presentes, no dan tiempo para una maniobra efectiva con el fin de continuar el camino como país y no interrumpir más los proyectos que ya van en curso.
A parte de informarnos de los tristes números que deja el covid-19 (contagios y decesos), la cuarentena nos obliga a ser más rígidos con las finanzas de la casa y el orden de los recursos que tenemos como estado. No es tiempo para descansar. Las crisis obligan a trabajar más y producir enriqueciendo nuestro entorno y nuestra vida, para enriquecer al país y en consecuencia enriquecernos y crecer todos como una nación soberana e independiente.
Quedate en casa. Salvate vos. Salva a otros.