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Pollada por una vacuna

El Gobierno no pueden darnos un minuto de paz, incluso en la última semana del año.

Al escándalo de hace solo dos días atrás, luego de que el viceministro Julio Rolón confesara que iban a «pedirle» a Brasil y Argentina algunas dosis, reforzando nuestra imagen de nación mendicante, se sumó la bomba mediática de ayer.

El Ministerio de Salud autorizó la importación de las vacunas al sector privado nacional. Pronto, representantes de algunos laboratorios salieron a hablar. Uno de ellos dijo que tendrían un costo promedio de G. 350.000 para las dos dosis requeridas y que estarían disponibles en Marzo para 250.000 personas.

Un laboratorio privado tiene claridad con el número de dosis y la fecha en la que empezaría a venderlas, algo que el Ministerio de Salud de la República del Paraguay no tiene definido aún. Julio Mazzoleni volvió a decir que no quiere dar fechas ni qué vacunas traerían para «no generar falsas expectativas», o sea, no tienen ni idea de cuándo ocurriría, mientras la directora de la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria decía sin sonrojarse: «Claro que podemos comprar las vacunas de los laboratorios privados de acá»

Esta es una situación que no se da en ningún otro país del mundo, ni en los más atrasados del llamado Tercer Mundo. Tomemos el caso de EE.UU. En la cuna del capitalismo y con un presidente en retirada que demostró desde el inicio de la pandemia que no le importaba mucho, el Estado es el encargado de distribuir las vacunas gratuitas en todo su territorio. Y eso en una nación donde, históricamente, ni siquiera existe el concepto de salud pública como lo entiende gran parte del mundo.

Si las vacunas públicas y gratuitas no llegaran antes o al menos al mismo tiempo que aquellas que ofrecerá el sector privado, será un mensaje nefasto y que reforzará la idea de los dos países: uno en que se salva el que paga y otro en que se jode el que no puede. 

En Bolivia, mientras tanto, el presidente Luis Arce anunciaba ayer que firmaron contratos para la compra de 5.2 millones de vacunas por fuera de COVAX con las que apuntaban a inmunizar al 80% del país. En Paraguay, se apunta a llegar al 50%. 

Lo más triste es que,una vez más, gran parte del país terminará haciendo su pollada para una vacuna.

Juan Torres
Juan Torres
Periodista. Lucho con ideas por un país próspero, moderno y de iguales.

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