En enero, específicamente el 21, se recuerda el Día Mundial del Abrazo para conmemorar a la muestra de afecto que constituye un remedio natural para el cuerpo a la hora de combatir el estrés y generar confianza.
En este sentido, la psicóloga Olga González recordó que los seres humanos somos “esencialmente” afectivos y, por este motivo, sentir la cercanía física y el cariño contenido en un abrazo puede ayudarnos a alcanzar la plenitud.
“La explicación científica refiere que cuando damos o recibimos un abrazo sincero el cerebro produce una hormona denominada oxitocina, conocida como la ‘hormona del amor’, un neurotransmisor que actúa en el sistema límbico y el centro emocional del cerebro, fomentando sentimientos de alegría que reducen la ansiedad”, indicó.
Asimismo, la especialista agregó que cuando “nos abrazamos” disminuyen el cortisol y la adrenalina, las hormonas del estrés. Así, esta muestra de afecto genera confianza y tranquilidad entre quienes la comparten.
“Un abrazo nos da tranquilidad y la sensación de que contamos con el otro. Por esto, cuando lo hacemos, los músculos se relajan y el estrés disminuye”, recalcó.
EFECTO EN LOS NIÑOS
González enfatizó en la importancia fundamental de los abrazos en el desarrollo evolutivo del ser humano.
“Muchas veces, asociamos excesivamente la salud y el bienestar de los niños con su alimentación física. No obstante, los estudios también señalan la importancia del poder del amor y su injerencia en el desarrollo evolutivo, donde el contacto físico cumple una parte importante en la nutrición. Las caricias y los abrazos ayudan del mismo modo en las relaciones neuronales desde el nacimiento”, comentó.
TIEMPOS DE PANDEMIA
Debido a las restricciones sanitarias impuestas para prevenir la expansión de casos del Covid-19, los abrazos quedaron relegados y, con el complemento del aislamiento social, se desató un aumento en las consultas por cuadros de ansiedad y depresión.
“El aislamiento y estrés propio del confinamiento con sus demandas económicas, escolares, laborales y sociales, sin duda, han afectado. La restricción de los abrazos impactó directamente en la salud emocional del mundo y así aumentaron considerablemente los casos de depresión y ansiedad. Esto confirma la importancia de un abrazo para el bienestar y la salud mental”, refirió.
Mientras persista el distanciamiento social para prevenir la pandemia, se pueden buscar sustitutos para demostrar afecto como, por ejemplo, las palabras o un choque de puños.
“Hay muchas formas de demostrar afecto y cariño. Una de estas es la mirada. Al chocar los puños, saludarnos y enfocarnos en la mirada se puede transmitir cuán importante es la otra persona para nosotros. También, está la sonrisa y, sobre todo, aprender a expresar con palabras el afecto”, concluyó.