Debería darnos vergüenza. Un país adulto y haciendo papelones. ¿Cuánto hace que 5días, y el periodismo de investigación en su conjunto, vienen haciendo sonar timbres de alarma sobre la alarmante permeabilidad del sistema financiero al lavado de activos? ¿Cuánto hace que este multimedios puso foco sobre las andanzas de Darío Messer, el “hermanito del alma” del expresidente hoy buscado por la justicia brasileña? ¿No tuvo la justicia paraguaya indicios más que abundantes y contundentes para abrir una causa con el “doleiro de doleiros” a la cabeza? ¿Tenían que ser un fiscal y un juez brasileños quienes empezaran el proceso, en soberanía brasileña, cuando aquí había materia más que suficiente para mover la maquinaria judicial y juzgar en casa a los que ahora van a ser capturados y llevados a estrados brasileños? ¿Qué tienen dentro del cráneo los jueces y fiscales paraguayos, aire… o algo peor?
El acta de imputación, formulada por el fiscal de la causa que se tramita en el juzgado federal de Rio de Janeiro a cargo del juez Marcelo Bretas, incluye, aparte de la orden de detención de Horacio Cartes, otras 27 que involucran a ciudadanos algunos de los cuales residen en el Paraguay. La minuciosidad de detalles contenidos en el acta de imputación dice a las claras que el fiscal trabaja sobre información muy precisa sobre los alcances de la red de tráfico de influencias y lavado de activos en el Paraguay, todo inserto en el caso “lavajato”. En declaraciones a medios paraguayos, el fiscal Stanley Valeriano manifiesta en su escrito que el expresidente paraguayo ofreció protección al doleiro brasileño a fin de que pudiera escapar a la justicia de su país. En esa maniobra, al parecer, estaría involucrado un ex ministro del interior.
Toda esta monumental trama de lavado de dinero, tráfico de influencias y delitos conexos ha estado transcurriendo ante las narices de la justicia y del Estado paraguayos que jamás se han sentido agraviadon, pese a las insistentes advertencias de los medios informativos y de investigación.
Lo dicho. Es una vergüenza que nos disciplinen desde afuera, poniéndonos bajo la nariz –como a alumnos díscolos- un caso de corrupción tan flagrante como repulsivo. Y todo en momentos en que el GAFILAT toma asiento en primera fila y se dispone a observar el “caso Messer, sucursal Paraguay” in situ y en total flagrancia.