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Nadie lee…

«Nadie lee…» fue una frase que acuñamos hace un tiempo con el equipo de comunicación del Partido en medio de un fuerte debate sobre qué decir o qué no decir, qué párrafo agregar o quitar, mientras redactábamos un comunicado, pensando que una línea más o una línea menos haría alguna diferencia, para concluir en que no importaba cómo quedaba total, nadie lee.

Y tal cual. Envalentonados publicamos el comunicado, sin embargo solo el título de aquel texto ocupó el pantallazo de una noticia fugaz, que además se prestó a confusas interpretaciones según quién lo leía. El resto, que explicaba, desglosaba y analizaba lo que se intentaba decir -y que nos ocupó en un caldeado debate-, simplemente pasó desapercibido. Para peor, la jornada siguió, fui encontrándome con otras personas, pensando que alguien me hablaría del comunicado… y nada. Nadie leyó.

Habiendo cumplido cuatro años como Diputado, como mi primera experiencia en un cargo electivo y en la función pública, aprendí el enorme desafío que representa esa materia pendiente, de lograr que como políticos, la gente nos lea. Pero no que nos lea solo en un sentido textual, sino más bien en lograr que la gente nos siga, nos interprete, se conecte y realmente sienta que quiénes ocupamos esos espacios les representamos.

Aprendí lo importante de buscar generar conexión con la gente, que es al fin y al cabo a quiénes debemos rendir cuentas de lo que hacemos, y a quiénes debemos buscar involucrar, más allá del titular. Tenemos el gran desafío de conectar en un lenguaje simple, sin formalismos ni discursos acartonados, y hacer que temas que van desde algunos más simples como que se mantenga el horario de verano todo el año, o temas complejos como reformas profundas del Estado, lleguen a la gente en una frecuencia amigable que invite a que la política sea todos, dé resultados, y no solo esté al servicio de los mismos pocos de siempre.

Es en esa búsqueda de generar esa conexión que inició el desafío de escribir esta columna. Porque creo que más que nunca debemos acusar recibo de ese descontento que existe hacia la política y los políticos, y entender que la culpa no es de quienes no nos leen, sino muy por el contrario debemos preguntarnos ¿Qué de atractivo tenemos para contar? Aludiendo a aquel famoso libro de autosuperación y relaciones humanas, es como si los políticos son de Marte, los votantes son de Venus.

Porque es cierto, NADIE LEE. Pero justamente atendiendo la enorme responsabilidad que nos toca de estar en el cargo no debemos decaer en el esfuerzo de convencer a la gente que es esa conexión e involucramiento con la política la que logrará que las cosas cambien para mejor. Así que, buscando que me lean, les agradezco por llegar hasta aquí, y desde esta primera edición le digo ¡bienvenidos a mi columna!

Sebastián García
Sebastián García
Diputado Nacional - Compromiso con PYMES e inclusión de PcD.

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