Cecilia Pérez, quien se desempeña actualmente como asesora de Seguridad de la Presidencia de la República, explicó que la misma ingresó como funcionaria pública en un momento dado al Poder Judicial, luego fue Defensora Pública, tras ello renunció, fue al sector privado y volvió finalmente en el año 2016 a las oficinas del Estado como Viceministra de Política Criminal.
Expresó que ese fue su reingreso, en el cual trabajaron por lo que en ese momento era el proyecto de la reforma penitenciaria. Posterior a eso ella salió con el cambio de Gobierno y un año después, cuando hubo cambio de ministro, el nuevo ministro solicitó que Pérez vuelva y que se reincorpore a continuar trabajando en el mencionado proyecto.
“En esta segunda vuelta, que volví al ministerio, que ya conocía, que ya sabía como funcionaba todo, ya no fue tan difícil. Pero sí, en el lugar en el que más sentí machismo fue cuando fui viceministra por primera vez”, aseveró.
Considera que esta segunda vez fue todo más normal porque ya la conocían y ya había pasado la prueba anteriormente, a pesar de que no vino para ser ministra.
“Después las cosas llevaron a que el ministro renuncie, tenía problemas de salud, y así fue que me quede como ministra. No soy la primera ministra mujer en ese ministerio, soy la cuarta, pero sí es un ministerio que generalmente era llevado por hombres”, declaró.
Señaló que dicha cartera estatal tiene un sistema o un esquema, sobre todo el sistema penitenciario o centro educativo en el cual es como una cuestión vertical porque se trabajan en esquemas de seguridad y ellos actúan en ocasiones como una tercera fuerza pública.
“Es como entrar en un estamento donde hay una “cadena de mando” y que la misma esté vinculada con hombres, entonces no fue tan fácil desde el inicio”, sentenció.
LA ANÉCDOTA
Cuando la ministra asesora trabajaba en el Ministerio de Política Criminal, que en ese entonces dependía del Centro de Estudios Penitenciarios, se daban cursos de uso de armas, se propuso a ir a corroborar si realmente los alumnos iban al curso, ya que tenía que firmar el certificado que se iba a expedir, dado que antes habían detectado unas irregularidades sobretodo en el interior del país, de personas que expedían que certificados sin estar habilitados para eso.
“Me fui a la Fuerza de Operaciones Policiales Especiales (FOPE). Ahí estaban entrenando el uso de armas de fuego y le pedí al instructor de la policía que me enseñe a disparar. Yo no sabía disparar. Me enseña, me muestra lo que tengo que hacer y práctico. Y después un funcionario, un director de una penitenciaría me dice: “Ajepa nde py’apy nde kuña” entonces le dije: Para que veas que cuando yo te pido algo y no haces, de verdad te voy a disparar. Nos reímos todos”, rememoró.
Expuso que el mencionado ministerio depende directamente del ministro, no hay un viceministro, el viceministro es superior en el rango pero no está “en la cadena de mando” y el viceministerio de Política Criminal es el que diseña la política penitenciaria y en los centros penitenciarios es donde se tiene que ejecutar. “Yo les pedía o bajaba línea de lo que tenían que hacer y no hacían. Tras la anécdota, empezaron a hacer”, resaltó.
Expuso que eso demuestra que necesariamente la mujer tiene que probar en esos ámbitos que puede hacer lo mismo que ellos para que se las respete e inclusive en este caso, asuman que tienen lineamientos o implicaciones de un superior que es mujer.
“Te decían que sí pero no hacían nada, eso demuestra que probablemente porque era mujer no estaban haciendo, hasta que les demostré que yo sí podía hacer lo mismo que ellos, entonces empezaron a hacer lo que yo les pedía”, concluyó.
