El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, la Unesco y varias organizaciones literarias de gran renombre eligen una capital del libro cada año, cuyo mandato empieza cada 23 de abril. La primera ciudad seleccionada fue Atenas, capital de Grecia, por su alto nivel de apoyo a la literatura y fomento de la lectura, con el principal objetivo de que los libros sean accesibles a toda la población en su período de mandato, incluidos los migrantes y refugiados.
A nivel país, la literatura paraguaya es representada por dos vertientes: la producida a lo largo de los años en castellano y la originada en guaraní; sin desmeritar, por supuesto, los escritos que se encuentran en otras decenas de lenguas nativas en nuestra tierra. Ya la actividad intelectual comenzó a tener sus primeros indicios en la época colonial con la llegada de la independencia en 1811.
Los libros sin duda alguna son una de las creaciones más relevantes del ser humano, leer es atreverse a sentir cosas que superan los márgenes de nuestro propio entorno y esto lo han entendido perfectamente Alcibiades González Delvalle y Bernardo Neri Farina, símbolos de cultura y sabiduría literaria, que nos comparten sus años recorridos, visión y perspectiva actual.
NERI FARINA
Miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española. Bernardo Neri Farina es periodista, escritor, cuentista y novelista; estudió en el Colegio Monseñor Lasagna y siguió la carrera de Periodismo en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
Consultado sobre su percepción en torno al nivel de culturización actual del país, explicó que observa dos planos, por un lado el interés particular de mucha gente y organizaciones culturales, y por el otro el gubernamental o estatal. “Al primer plano también podemos llamarlo privado, hay muchísimo interés en crecer y desarrollarse humanamente, y a sabiendas de que el libro es la herramienta fundamental del desarrollo, no solo cognitivo o intelectual, sino integral del propio ser humano, en la pandemia se ha sembrado una semilla cultural muy importante; el encierro ha permitido a mucha gente encontrarse con ese descubrimiento casi milagroso como es el libro”, afirmó.
Según el profesional, existe hoy toda una interesante dinámica que se creó culturalmente y que tiene como centro al libro, pero… ¿Qué hace el Estado al respecto? “Diría que prácticamente nada. Porque hoy hablamos de transformación cultural, pero la misma no cuenta con las bases que debería de tener realmente, con la lectura y el libro como principales aliados. Ninguna entidad cultural del país está invitada hoy a formar parte de los grupos de transformación, ni la Academia Paraguaya de la Lengua Española, ni la Sociedad de Escritores del Paraguay, ni el PEN (poetas, ensayistas y narradores) Club del Paraguay, ni mucho EPA, que son las Escritoras Paraguayas Asociadas. Entonces, ¿Quiénes son los que realmente se están encargando de ese cambio?”.
Finalmente, manifestó su preocupación en relación a la formación de los jóvenes y el poco o nulo involucramiento de las sociedades y organizaciones vinculadas directamente al desarrollo y estímulo de la literatura y cultura en los programas, planes o lineamientos a futuro como parte de la agenda estatal.
Cabe resaltar que como escritor Neri Farina, ha cultivado diversos géneros: ensayo histórico, novela, cuento, biografía y crónica, entre otros. Tiene 25 libros publicados y ha sido director de varias colecciones sobre literatura universal, literatura paraguaya, historia de Paraguay y biografía de personalidades universales.
GONZÁLEZ DELVALLE
Nuestro otro protagonista es Alcibiades González Delvalle (Ñemby, 20 de julio de 1936), periodista, dramaturgo, ensayista y narrador paraguayo. Con su obra “Un viento negro” ganó el Premio Nacional de Literatura en 2013. En 2016 ingresó como miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.
En una reciente entrevista con nuestro medio, González Delvalle manifestó que “la gran materia pendiente, tanto con nuestros jóvenes como con los niños, es inculcarles la lectura e iniciar el gran proceso de transformación de la sociedad a través de la lectura”.
El escritor expuso que en la actualidad los libros más vendidos a nivel país tratan sobre la historia paraguaya y esto, a su consideración, es un gran aliciente para las futuras generaciones.
“Esto, se debe a que tenemos muy buenos historiadores jóvenes y bien formados; creo que a esto se debe el impulso de la literatura histórica, lo cual es muy importante. Pero, junto con esta ciencia, también hace falta narrativa. Es necesario que la gente enriquezca su imaginación, la despliegue y se vea libre al respecto”, declaró.
SIGLO XVI AL XX
Retrocediendo en el tiempo, entre algunos grandes rostros de la literatura, en aquel entonces paraguaya-rioplatense, alrededor de los años 1500, tenemos a Luis Miranda de Villafañe que escribió sus famosas coplas y dio el hincapié inicial al fuego literario. Otro escritor que también dejó una marca literaria es el clérigo Martín del Barco Centenera, quien llegó al Río de la Plata en 1573 con la armada del Adelantado Ortiz de Zárate. Este arcediano de la Catedral de Asunción compuso un largo poema de veintiocho cantos en octavas reales titulado “La Argentina” (Lisboa, 1602), y fue el primer cantor de la ciudad de su arcedianato.
Desde 1900 hasta comienzos del 2000, es decir, durante todo el siglo XX, el gran aporte literario de toda la primera generación de escritores paraguayos fundó las bases de la cultura moderna aún vigente en el Paraguay. A pesar del estallido de la Guerra del Chaco en 1932, tanto en las trincheras como en la retaguardia se hizo una profunda revisión de los valores dominantes; el resultado de esta exploración se concreta en el arte hoy conocido como: el teatro, la poesía y, posteriormente, la narrativa.
CONTEMPORÁNEO
José Rodríguez Alcalá, Martín Goycoechea Menéndez y Rafael Barrett, según varios referentes actuales, fueron los padres de una narrativa que buscaba la forma de plasmar su corpus definitorio. Posteriormente se incluyó al polígrafo español Viriato Díaz Pérez, completando una maya donde la mayoría fueron extranjeros que residieron en Paraguay.
Ya con la “Generación del 40” empezaron a resonar muchos otros nombres que hasta hoy se escuchan con bastante fuerza, como Josefina Pla, Augusto Roa Bastos, Oscar Ferreiro, Elvio Romero, José Antonio Bilbao, Ezequiel González Alsina, Hugo Rodríguez Alcalá, José María Rivarola Matto, Gabriel Casaccia y Dora Gómez Bueno de Acuña. Todos ellos acompañados de una decena de poetas sociales que marcaron un antes y después en la literatura nacional.
Luego de la revolución del 47 y hasta la actualidad, cientos de nombres han enaltecido la intelectualidad y fecundado los sellos de una historia nacional tan rica en prosa, como en el verso y la lírica. Después de la dictadura de Stroessner, surgen en Paraguay diversos colectivos y autores en todo el país que produjeron una transformación en la literatura contemporánea del Paraguay.
Cabe destacar experiencias como el colectivo P3F (Poetas de las Tres Fronteras), que nuclea a Douglas Diegues, Cristino Bogado, Edgar Pou y Jorge Canese. Por su parte, el colectivo Ediciones de la Ura nuclea a artistas visuales, músicos y escritores como Lia Colombino, Fredi Casco, Ana Ayala, Javier Palma y Marcos Benítez.