Hace poco en una conversación con un boomer o persona nacida entre los años 1946 y 1964 me tocó escuchar un apodo y critica a mi generación que es la que usé cómo título de este trabajo. Se le llama “plata pota” en Paraguay a la persona que está concentrada en hacer dinero y acumular sin tener fines determinados de esos ingresos.
Este boomer es crítico de todo lo que le rodea desde lo que observe, escuche,lea o se informe. Vale la pena dialogar con él porque con la conversación real, que le gusta tener aunque también esté con su “espejo negro” frente a su rostro enviando y/o recibiendo mensajes, leyendo reflexiones o noticias o perdiendo su tiempo en nuestras vacias redes sociales o “suciales” cómo la etiquetan algunos muchas de ellas están desaseadas no por cómo son sino por el contenido que el ser humano sin importar su edad, tendencia política, sexual o lo que guste vivir o hacer a un usuario.
Cualquier generación tiene su lista de prioridades y cada una con sus virtudes y falencias.
En el diálogo, el boomer crítico, me decía que mi generación se destacaba por ser una que quiere vivir cómoda sin sacrificios, disciplina o planificación que ya ha logrado destacarse por varias empresas en el mundo que han decidido deshacerse de nosotros porque no funcionamos para lograr alcanzar los objetivos de una empresa, asociación o grupo humano. No somos constantes o tenemos valores distintos que no funcionan como debieran.
Mientras la humanidad continúe existiendo en un planeta que ya se muestra algo cansado de nosotros, siempre trabajaremos o estudiaremos en equipo entre géneros, nacionalidades, personas de diferente edades, pensamientos políticos, clubes deportivos o gustos de lo que comamos, vistamos. Es nuestra lógica aunque nos lleve muchas veces a la frustración y deseemos abandonar el país que vivimos.
Esta realidad nos invita a ser autocríticos y ajustar todo lo que no sirva para hacernos funcionales en tareas colectivas que no van a terminar sino continuarán mientras sigamos existiendo cómo especie.
Una mirada más compasiva
Una experiencia que no debe ser repetida porque ya nos hemos equivocado y concluido en feas maniobras para nosotros mismos tiene que ser evitado. Es importante conversar ahora entre los que estamos con vida y estar abiertos a las críticas que debemos evitar tomarlas personalmente y discutir opiniones que nos pueden ayudar a mejorar nuestra actitud y comportamiento. Todo finalmente para asegurar un mejor mañana para nosotros y otras generaciones de seres humanos que pasaron sus acciones en cómo vieron reaccionaban sus abuelos, padres y tíos ante cualquier dilema particular o colectivo.
Las generaciones del ayer son siempre referencias para las de hoy y mañana y por este motivo debemos cuidar nuestro aspecto físico, actitud moral y prioridades que tengamos en nuestra vida que no deben ser solo lo material, angurria por el dinero sin tener planes para el uso de esta herramienta que se va tan fácil cómo llegó a nuestros bolsillos. Hay que dejar de ser adolescente muchas veces y animarnos a madurar.