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Lo que quedó del Chaco

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“Podía aden­trar­me en los matorrales, la maleza es­taba totalmente quema­da. Casi no había insectos peligrosos. El suelo esta­ba muerto. A causa de la larga sequía había grietas y huecos en el piso, cuya profundidad medí. Con el correr del tiempo, las grietas se hicieron cada vez más grandes. Tenían una profundidad de has­ta 45 cm”, narró Betty de su impresión del suelo chaqueño.

En el marco de los 250 años del científico alemán Alexander Humboldt, el Instituto Cultural Pa­raguayo Alemán (ICPA) invitó a Betty Beier, ar­tista plástica quién tiene mucho tiempo recorrien­do Sudamérica sacando muestras y registros de la situación del planeta, a compartir su experien­cia en el árido Chaco y a recolectar porciones del suelo para analizarlas.

“Caminar cada día por el bosque negro fue de­primente y triste de ver, también desde el punto de vista que el daño fuera causado por humanos”, añadió Betty.

Simone Herdrich, direc­tora del Instituto comen­tó que la tierra y ceniza recolectadas, se conver­tirán en obras de arte. Paralelamente se tendrá más información de lo que quedó del Chaco y se hará un registro foto­gráfico que estará en la página web de la artista.

“Mi atención especial es­taba puesta en el suelo. Por los incendios estaba profundamente negro. El suelo estaba minado con carcasas blancas de cara­coles quemados. La tierra estaba muy floja y había demasiado viento, que borraba las pisadas en muy poco tiempo”, cita el resumen de sus 16 días en el Chaco.

La visita fue en la Reserva Tres Gigantes en el Panta­nal, junto con un equipo español liderado por el Dr. Samuel Piña Fernán­dez de la Universidad de les Illes Balears, quienes estaban en el lugar para realizar un inventario de la biodiversidad.

Para Betty –y cualquier ser humano- le fue im­posible trabajar entre las 11 y las 16 horas, muchas veces pasadas las 16 igual le era muy difícil hacer el trabajo de campo por las calurosas temperaturas.

Además de las muestras de tierra, la artista plás­tica también retrata los lugares que visita. “Foto­grafié el lugar de la im­presión de todos lados.

A la noche, las placas fue­ron llevadas en mi carre­tilla. Lourdes y Caroline me ayudaron con el tra­bajo, que era muy agota­dor con tanto calor. Du­rante mi trabajo utilicé una máscara antipolvo, ya que el viento siempre llevaba ceniza a mi cara”, indicó.

El proceso pasa por varias etapas para convertirse en obras. “Una vez que se habían secado, quemé mis placas de yeso con 200 grados, las preparé y luego las empaqué para el transporte. Eso me tomó aproximadamente 3 días. Pero mi trabajo no acaba luego de la impresión. En el atelier, reconstruyo esas partes del suelo con ayuda de mis placas de yeso, mediante un pro­cedimiento desarrollado por mí misma, y las con­vierto en imágenes-escul­turas.”, finalizó.

 

 

 

 «Caminar cada día por el bosque negro fue deprimente y triste de ver, también desde el punto de vista que el daño fuera causado por humanos»

 

BETTY BEIER  ARTISTA PLÁSTICA

 

 

CLAVE 1 : Normalmente dura un año el proceso para convertir en obras de artes los terrones que recolecta la artista Betty Beier.

 

 

CLAVE 2: En sus viajes lleva una cámara y un carrito de yeso, de esa manera Betty intenta acercarse al paisaje y lo cambios de la naturaleza.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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