El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala en su portal: El Censo Nacional de Población y Viviendas es una herramienta estratégica para el país, pues recolecta datos sobre las viviendas, los hogares y las personas que habitan en Paraguay. Su principal objetivo es obtener información acerca de la cantidad y composición de la población, así como de su distribución espacial en el territorio nacional. A través del Censo, la ciudadanía ejerce su derecho a informarse, es un acto cívico integrador en el que participan todos los habitantes del país.
Habiendo transcurrido una semana desde la recolección de datos, quedan algunos indicadores antes de contar con las cifras, que nos deben alertar y aleccionar para aprovechar en la mayor medida de lo posible, la experiencia que resultó frustrante para muchas personas a juzgar por declaraciones, reclamos y otras manifestaciones en medios de comunicación, redes sociales y cuanto lugar de protesta hubiere. Veamos pues, si algo sirve de todo lo ocurrido el 9 de noviembre del 2022 y si en el próximo censo podemos evitar patear las mismas y viejas piedras que vienen sosteniendo nuestro desarrollo desde hace décadas. Aquí van las primeras 6 lecciones y pueden ser muchas más.
1.- ¿Sirve o no sirve hacer un censo?
Se debería creer, a juzgar por lo señalado en los objetivos del INE, que no hay duda sobre este ejercicio que se realiza cada diez años. Más allá de la campaña de comunicación, queda claro que el mismo no debe hacerse en tiempos pre-electorales. El Cháke estuvo a la orden del día y desde las siniestras advertencias del uso de tu cédula, hasta el riesgo del ingreso al hogar del censista, el viejo y remanido recurso del temor, estuvo dando vueltas durante toda la jornada. Recién después del Censo los medios hicieron notas con personas de referencia para la opinión pública, que destacaron su importancia y proyección al futuro, pero como suele ocurrir habitualmente, esa información clave y trascendente llega un poco tarde o no llega, y los mensajes de la pos verdad de las redes sociales, se visten de fiesta en medio del desencanto y la precaria transparencia.
2.- ¿Mucho dinero para un censo?
La ley 6880 del 20 de diciembre de 2021 solicitó al BID los 43 millones de dólares vía Congreso Nacional. Aquí sí hubo previsión y se hizo la gestión con la suficiente antelación. Lo que no se podía prever es cómo iban a reaccionar el día del censo los mismos que aprobaron su realización. El Senador Enrique Riera afirmó: “NO sabemos en qué se gastó la plata “. El diputado Walter Harms le puso un poco más de pimienta a la caliente jornada censista: “Cualquier inversión que haga el Estado y no se tengan los resultados es una malversación, una lesión de confianza”. Pareciera que el primero desconoció los números que aprobó la Cámara de Senadores y el segundo, de pronto despertó en Noruega, donde las inversiones del estado están más que justificadas y rara vez se permite a sus honorables parlamentarios este tipo de juegos cotidianos, a los que nos tienen tan acostumbrados, perdón, casi adormecidos, y sin consecuencia alguna, la mayoría de las veces.
3.- ¿Quién organiza el censo?
Durante muchos años, la Dirección General de Estadísticas y Censos fue un ente muy competente. Luego se cambió al INE y pareciera que no para mejor. No cabe duda que el perfil de su director debe ser alguien versado en la materia y con altas calificaciones, dada la especificidad de la tarea. Iván Ojeda, un inquieto seccionalero colorado, luego de pasar por diversos entes e instituciones, demostrando su condición de funcionario multipropósito, arriba el 26 de septiembre del 2018 al hoy denominado INE. Atrás quedaron sus candidaturas a Intendente por Fernando de la Mora, Gobernador por Central, y diputado por Honor Colorado. Nunca figuró en ninguna elección. Jamás se sintió derrotado y probó mejor suerte como Director de Migraciones, para terminar como gerente de Cañas Paraguayas -una empresa en quiebra-, y luego el INE. Naturalmente siempre representando al auténtico Partido Colorado, y como prueba de coherencia, coqueteó sin dificultades a figuras como las del difunto González Daher, Castiglioni, Zacarías Irún, Cartes, Nicanor Duarte y Mario Abdo. Habilidad mayúscula para el equilibrio partidario, qué duda cabe. Este juego de cintura, a juzgar por los resultados inmediatos de la jornada del 9 de noviembre, no es condición suficiente para manejar algo tan complejo como un Censo Nacional.
4.- ¿Un censo debe ser previsible?
Hay dos cosas a las que han acostumbrado a la ciudadanía paraguaya: los fracasos y el no cumplimiento de los plazos de ejecución. Por lo general, el tiempo amortigua las caídas y frustraciones de la sociedad y el olvido hace otro tanto con las fechas fijadas de antemano.
He aquí el problema. El Censo ocurre en un solo acto, tiene un tiempo límite y al finalizar el mismo, la gente tiene una clara percepción del funcionamiento de la encuesta, los resultados arrojados digitalmente, y por ende, de lo que podemos esperar a futuro.
Si la jornada se caracterizó por algo, fue por su imprevisibilidad. Capacitaciones brevísimas, coordinadores y censistas improvisados, logística precaria y deserción numerosa. Las fuerzas policiales y militares salieron en modo urgente a suplir las ausencias, pero nunca estuvieron previstas como Plan B. A esa altura el desorden ya fue total y la crispación se reprodujo automáticamente en cada ciudadano NO CENSADO, que retransmitió el mensaje desde su encierro voluntario y cívico hasta el infinito.
5.- ¿El presidente debe ser censado?
Uno de los temas de la jornada donde hubo unanimidad, fue sobre la ausencia del Presidente. Parece que lo querían ver sentadito en Mburuvicha Róga y no en Alemania. Por si queda alguien sin enterarse, desde principios del Siglo XXI, los presidentes no solo viajan, sino que generan encuentros bilaterales, multilaterales y en esos espacios se dan los principales acuerdos y propuestas de desarrollo, si el primer mandatario va con un equipo negociador que no tiene en la mira salir de shopping. Parece que nuestros políticos solo traspasan las fronteras en algún viaje, donde el objetivo principal es pasarla bien, conocer nuevos lugares y el informe posterior será algo de lo que nunca nos enteraremos. Despierten políticos paraguayos, la aldea quedó atrás, la polca y el pañuelo aún sirven en tiempos electorales, pero más allá de toda esta liturgia y les guste o no, ustedes forman parte de la comunidad global, que define sus “negocios” en otros lugares del mundo. Nadie vendrá a tocarnos la puerta.
De izquierda a derecha, no faltó nadie. Hugo Richer, senador del Frente Guasu, “cuestionó que el presidente Mario Abdo Benítez no haya sido el ejemplo para la ciudadanía”. Calé Galaverna criticó que haya priorizado su gira por Europa y aprovechó el momento para la ironía: “Brilló por su ausencia Mario Abdo Benítez, creo que otro método para brillar no tiene.” Cabe recordar que, si de brillar se trata, la gestión del Senador Galaverna deja mucho que desear. Desde el 2003 registró solo 22 proyectos de ley, casi un promedio de un proyecto por año; el último fue una declaración contra el embajador de EE. UU, Marc Ostfield, quien había comunicado la designación de significativamente corrupto a Horacio Cartes. En conclusión, los resultados del Censo no iban a cambiar porque el presidente se hubiera pasado la jornada junto al Panteón de los Héroes, emulando al mejor ciudadano paraguayo.
6.- ¿A dónde vamos?
Si el destino del Paraguay se pudiera cambiar por el resultado de un censo, qué felices seríamos. Tanto en el interior del país, como en la capital y Central continúa la etapa de recuperación de datos. Finalmente, más allá de lo que arrojen los resultados y nos den cifras concretas de nuestro malestar, luego de 30 años de la recuperación del estado de derecho, hay una cosa que queda clara: luego de 3 décadas, la clase política no ayudó a la gente común a mejorar su calidad de vida. Hay dos datos que se deben modificar. Entre 1992 y 2022, podemos comprobar que los ricos son más ricos y los pobres aumentaron en cantidad.