La implementación del proyecto de transformación educativa en nuestro país es indudablemente una necesidad imperante en nuestro país. Sin embargo está amenazada por la acción de grupos que basados en argumentos alejados de la realidad buscan truncarla.
Paraguay es el país que menos invierte en educación en toda la región. Existe una urgencia por mejor la calidad y la inversión educativa. Ese es el objetivo principal del plan de transformación que se origina para cambiar una realidad de décadas ya insostenible.
La primera aprobación del “Proyecto Transformación Educativa” la realizaron los exministros cartistas; Enrique Riera y Lea Giménez, durante una reunión donde también estaban presentes otros miembros del Consejo de Administración del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación, según consta en el acta 67 del 23/11/2017. En ese mismo día, la entonces ministra de Hacienda Lea Giménez firmó la resolución 61, aprobando el proyecto de “Transformación Educativa”, además autorizó la utilización de G 12.117.422.214 para apoyo técnico, mesas temáticas, foros, entre otras actividades.
Posteriormente, el cronograma del “proyecto de transformación educativa” fue modificado por el actual gobierno y en el 2020 su presupuesto fue ampliado por medio de un acuerdo de cooperación de dinero no reembolsable de la Unión Europea por un monto total de € 38.166.667.
La “Trasformación Educativa” requiere una inversión anual de USD 3.747.000.000 para llegar al 5% del Producto Interno Bruto invertido en educación, sin embargo, la cooperación de la UE es sólo de € 38.166.667, representa así nada más que el 3,4% de todo lo que se precisa. Por otro lado, el presupuesto 2022 del MEC fue de USD 1.148.000.000, representando solo el 3,3% del PIB en educación. Esta situación nos convirtió en el país de la región que menos invierte en educación, pero el debate se estancó por la satanización errada de la “igualdad de género”.
El proyecto de “transformación educativa” debió ser aprobado e implementado gradualmente, pero lamentablemente en algunos casos los intereses políticos están saboteando su avance y postergando una mejor calidad educativa a niños, adolescentes y jóvenes paraguayos.
El debate que está girando entorno a la “ideología de género” y Trasformación Educativa es meramente especulativo, ya que en ningún sitio de las documentaciones del proyecto figuran tales referencias. Esta situación hace suponer en realidad un sabotaje a la educación, llevado a cabo por sectores civiles y políticos con intereses particulares que van más allá de la cuestión educativa. 
Por ejemplo, el ex ministro y actual senador cartista Enrique Riera, quien aprobó el proyecto en el 2017, hoy es es el principal saboteador del mismo.
La Trasformación Educativa tiene por objetivo garantizar el acceso, el mejoramiento de la calidad, la eficiencia y la equidad de la educación paraguaya como un bien público. Algunas de las condiciones que busca la trasformación educativa son:
Condiciones estructurales y materiales para el aprendizaje. Incorporar la construcción de nuevos centros educativos, recursos para mantenimiento de infraestructura escolar, dotación de mobiliarios , tecnológica, parque infantiles, comedores escolares y fortalecer la educación técnica.
Desarrollo profesional del educador. Implementar la carrera profesional del educador, establecer un sistema de desarrollo profesional docente que asegure tanto las condiciones como el aprendizaje continuo de los mismos.
Fortalecimiento de las comunidades educativas. Se busca la participación e integración de la familia en la comunidad educativa para la construcción de espacios para la evaluación de políticas educativas desde el enfoque familia y sociedad.
Financiamiento educativo sostenible. Busca garantizar la inversión en educación mejorando la calidad del gasto educativo, además la articulación intersectorial e institucional de la gestión presupuestaria.
Evaluación e investigación educativa. Pretende implementar un sistema nacional de calidad educativa (SEN) y generar nuevos conocimientos a través de la investigación y la evaluación para mejorar el aprendizaje.
Cabe señalar que en ningún párrafo del extenso documento se hace mención a la llamada “ideología de género” como ciertos grupos de militantes anti transformación educativa quieren hacer creer, ya sea de manera explícita o implícita.
Más allá del rechazo a la “ideología de género” y su falsa vinculación con la transformación educativa, la misma es una necesidad y su implementación no puede ser saboteada por especuladores ocasionales ni por políticos oportunistas.
