Editorialista de El Independiente (Milwaukee – USA)
En febrero de 2014, por la primera vez en la historia europea de pos-guerra, Moscú se arrebató una parte del territorio de otro estado soberano, llegando a desestabilizar el sistema de seguridad europeo y global.
Para el Ex ministro de R. E. Pavlo Klimkin: “La ocupación rusa en 2014 fue una verdadera catástrofe nacional para los tártaros de Crimea. Ellos habían escapado del GULAG, pero el GULAG volvió a su tierra natal.” Por esta razón, prácticamente todo el pueblo tártaro de Crimea está en oposición a los invasores rusos y sigue siendo fiel a Ucrania. Los tártaros han sido hoy la principal víctima de represiones y persecuciones por parte de los ocupantes. Unos 25 mil tártaros se vieron obligados a volver a abandonar Crimea y emigrar a la Ucrania continental. El Kremlin prohibió el Medjlis, parlamento nacional de los tártaros de Crimea; se practican represalias contra los medios de prensa, decenas de patriotas ucranianos fueron metidos en las cárceles. El pueblo autóctono de Crimea son los tártaros que tenían su propio estado – el Khanato de Crimea; fue un estado musulmán fuerte y de alto desarrollo cultural, cuando los rusos, simplemente no existían en la península.
Al principio del siglo XVIII, como resultado de las reformas de Pedro Primero, Moscovia se transforma en el Imperio Ruso, gana fuerzas y conquista a varios estados europeos vecinos. Así, logró conquistar Estonia y Letonia en 1721, Lituania y parte de Polonia, incluida Varsovia, en 1795, Finlandia en 1809. Hoy día, todos esos países son estados soberanos, miembros de la ONU, la Unión Europea y la OTAN (excepto Finlandia) y difícilmente alguien tendría la osadía de decir que ello “siempre han sido rusos”.
El Kanato de Crimea entró en la lista de los países conquistados por Moscú en 1782, lo cual es relativamente reciente, desde el punto de vista histórico, es simplemente uno de los países, uno de los pueblos que fueron dominados con armas en aquel período por el Imperio Ruso.