El ser humano se congrega o junta habitualmente no solo para festejar algo que compartan en común, compartir un momento de anécdotas, risas o momentos vividos en el pasado. Lo hacía antes cara a cara sin la necesidad de estar separados por pantallas para lograr enviar y recibir mensajes sin molestias, interferencias o lo que pueda obstruir o tergiversar un mensaje oral. Para lograr llegar a vivir estas experiencias nos reunimos de tanto en tanto para celebrar un onomástico, aniversario o lo que se tenga en común entre los integrantes de un grupo.
Los mismos pueden ser de trabajo, de estudios o el equipo deportivo que tiene ese poder de unir a las personas alrededor de una actividad física, entre los equipos de seres humanos que tenemos y debemos cuidar siempre se encuentra la familia.
Hace poco me tocó participar del festejo de cumpleaños de una tía en una población del departamento del Guairá, en el evento tuve la oportunidad de compartir unos minutos con otros tíos, primos, padres y ese conjunto de seres humanos que está siempre en las buenas y no tan buenas sin pedir nada a cambio solo una sonrisa, apretón de manos o abrazos. Fue una experiencia grata, calida y llena de afectos.
Me tocó compartir palabras, “casear”, “tirar crudos” cómo dice un amigo o hablar en el encuentro con los parientes, que el solo hecho de escuchar sus voces, verlos reír y estar en paz y cómodos ya es una razón suficiente para agradecer a todo lo que haya conspirado para poder juntarnos con vida y salud.
Estar para sentir
Mi abuelo, respondía a la pregunta; ¿ qué edad tenes?, sincuenta! y resaltaba con S!, eso no se cuenta, para no dar ese número que quizá le incomodaba compartir y a su vez era un chiste social. Todo para hacer llevadero el encuentro que tenía la familia, oportunidades únicas que debemos cuidar y aprovechar para poder hablar cara a cara por lo menos algo con aquel pariente que aunque no veamos con frecuencia, no podemos negar que no estamos conectados y habremos tenido la oportunidad de hacer algo juntos ayer.
Ahora, y se va sintiendo de a poco nos va dejando la estación del largo e intenso verano, temporada que muchos creen es la que justifica estar juntos, más desde el primer mes del año hasta el final del año, en cualquiera de las estaciones que nos toque pasar, si existe ese lugar y tiempo adecuado para quienes esten invitados, y la presencia de los mismos se hace realidad.
Debemos tener en cuenta y aprovechar esa oportunidad real y hacer de la misma una cómoda y atractiva para los presentes llevemos con nosotros buenos recuerdos de lo que nos haya reunido y volver a recordarlos en una próxima coyuntura, con amigos, compañeros de trabajo, equipo deportivo o con el mejor equipo de seres humanos que tenemos todos en la vida y el mundo que es la familia, el más importante círculo de personas que tenemos para estar seguros, en paz y felices. Recuperar la sociabilidad sin pantallas que nos nublen ni entretengan es recuperar el sentido de la vida misma.