En el mundo cada país tiene episodios trágicos en su historia y Paraguay tiene uno ocurrido hace 24 años atrás denominado “el marzo paraguayo”. Una crisis política acaecida en Paraguay, hacia finales de marzo del año 1999, por causa del asesinato del entonces vicepresidente Luis María Argaña supuestamente por parte de un comando paramilitar, el 23 de marzo de 1999. Ese acontecimiento muy recordado por el asesinato y su metodo de quien presidia la vicepresidencia eso finalmente sacude y motiva a un importante número de manifestantes, la mayoría de ellos jóvenes que ganaron las calles.
Miles de jóvenes condenaron el asesinato y pedian la renuncia de Raul Cubas el presidente delegado del General Lino Ovideo que dejó 7 muertos y muchos heridos y que ejercían su derecho constitucional de manifestarse libremente expuestos en los artículos 32 y 42 de nuestra Carta Magna. Ahora han quedado con sus nombres en nuestra red global y en monumentos recordando su participación en lo que se dió en las calles de Asunción.
Yo a los 13 años observaba desde mi casa con terror de que algo que le podría suceder a mi padre que se encargaba de comunicar lo que sucedía desde las pantallas del SNT. Este medio tuvo un pelotón de periodistas que trabajaron duro para comunicar lo que ocurría en nuestras calles en el enfrentamiento de ciudadanos contra la policía y contra un gobierno sospechado de haber matado a un vicepresidente y a varios jóvenes.
Una lección dolorosa
Marzo es un mes en nuestra historia recordando los muertes o desastres que no son nada agradables recordar porque no inspiran alegrías sino penas, decepciones y molestias por las groseras formas que son o quieren ser proyectadas nuestras políticas para responder intereses particulares y no conectivos cómo debe ser desde siempre. Peña puede ser el segundo Cubas Grau y esperamos que termine como este último.
Ahora en el Paraguay y el mundo vamos llegando al final del tercer mes e ingresando a ese mes que los candidatos esperan ser elegidos para dirigir desde gobernaciones, estar en nuestro parlamento y presidir el país desde el ejecutivo por 5 años improrrogables eso significa que el tiempo del gobierno que sea elegido para trabajar bien por y para el ciudadano no puede ni será prolongado. Una vez llegado al 2028, una nueva página o capítulo en el libro de la historia paraguaya es escrito. Esperando que las páginas no estén manchadas de sangre o abusos cometidos por nuestros políticos.
Fernando Camacho presidente del PEN fue uno de los protagonistas del marzo paraguayo de 1999 y relató los temores que rodeaban a los jóvenes y campesinos reunidos en la plaza del Congreso. “teníamos miedo y rezábamos para darnos ánimo en la primera gran manifestación popular de defensa de la democracia después del golpe militar de 1989” afirmó.
Aprender para no repetir
El 30 de abril nos toca aguardar en paz y activa participación del ciudadano para votar y elegir bien a quien suponga una buena representación y confianza suficientes para gobernar bien sin repetir lo acontecido en marzo de 1999.
Más lo que se teme hoy día es que se repita un nuevo marzo paraguayo no necesariamente por la muerte de un vicepresidente sino por el gobierno que asuma en abril. Se teme que la victoria de Peña/Cartes termine siendo parecido a lo que fue Oviedo/Cubas. Se cree que eso puede acabar siendo un deja vu, algo que vuelve a repetirse como una pesadilla para todos.
Requerimos aprender de nuestras malas experiencias e impedir repetir nuestros errores reiterados que solo nos generan frustración y rezagos,. El marzo paraguayo de 1999 debe ser parte de nuestra memoria colectiva para evitar terminar acabando en el mismo pozo donde ya habíamos caído con anterioridad.