Los expertos a manudo llaman a la realeza «The Firm» (la empresa), y tal vez esa analogía resulta útil para comprender su deseo de vivir, por decirlo así, una vida más empresarial. (Su decisión parece haber tomado por sorpresa al Palacio de Buckingham).
El cambio se condice con un plan estratégico a largo plazo atribuido al príncipe Carlos, quien ha señalado que es partidario de una monarquía reducida, donde haya menos personas para desempeñar el papel de alto ejecutivo. Quiere que la atención se centre principalmente en el monarca y aquellos en la línea de sucesión. En este caso, la reina; él mismo; su hijo, el príncipe William; y el hijo mayor de William, el príncipe George. Y no los Sussex, por mucho que a los medios les encante cubrir su vida.
En los últimos años, el príncipe William y su esposa, Kate Middleton, duques de Cambridge, han asumido un número cada vez mayor de compromisos públicos del tipo que la corona quisiera ver más: cortes de cinta, saludos en las calles, obras de caridad.
Por el contrario, en los últimos años, los duques de Sussex se las han arreglado varias veces para llevarse la peor parte. En reiteradas oportunidades no han coordinado importantes anuncios con el palacio: el escándalo del miércoles fue solo el último ejemplo, y quizás el más descabellado. El otoño pasado, echaron por tierra las buenas relaciones públicas que habían cultivado en una gira por Sudáfrica al hacer pública una imprudente demanda contra la prensa justo cuando la visita llegaba a su fin. También manejaron con torpeza el aspecto público del nacimiento del pequeño Archie —que generalmente es una noticia real bastante positiva— prometiendo compartir algunos detalles con el público, para luego mantener la mayoría de esos detalles en estricto secreto. Y, de manera justa o no, dieron una impresión hipócrita al exaltar los esfuerzos personales por mitigar el cambio climático mientras, como la mayoría de las personas ricas, viven un estilo de vida que provoca muchas emisiones de carbono. Cuando sus amigos famosos se apresuraron a defenderlos, el público enfureció aún más.