A nivel país, a excepción de los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay, existen 1.874.959 hogares, con un promedio de 3,8 personas por hogar, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los hogares nucleares completos (padre, madre e hijos) representan el 46% de esta cifra, mientras que los hogares extendidos (padres, abuelos, tíos o primos) el 29, 4% y los hogares nucleares incompletos (uno de los padres y sus hijos) el 11, 3%.
En esta composición, los hogares nucleares incompletos o monoparentales constituyen los más vulnerables de la estructura social. En su mayoría, estos núcleos están liderados por mujeres o jefas de hogar y, ante las brechas de género, se encuentran más susceptibles a integrar la franja de la pobreza.
De hecho, la activista y titular de la agrupación política Kuña Pyrenda, Lilian Soto, recordó que “aproximadamente un tercio de los hogares monoparentales tienen jefaturas femeninas”.
“Esas familias monoparentales encabezadas por mujeres tienen más vulnerabilidad a la pobreza debido a los históricos desajustes o brechas de género. Los datos siguen indicando que las mujeres son las que están menos involucradas en la actividad económica y se dedican a los cuidados no remunerados. Cuando tienen que sostener solas los hogares, están en situación de vulnerabilidad”, recalcó.
En esta misma línea, Soto comentó que la pandemia acentúo aún más la precarización del empleo para las mujeres.
URGEN POLÍTICAS
DE ASISTENCIA
La activista señaló que para proteger a la estructura familiar de la incidencia de la pobreza y acabar con las brechas de género se debe implementar de forma urgente una “política de cuidado”.
“Cuando existe corresponsabilidad en el cuidado y la crianza en la sociedad, tanto por responsabilidad femenina y masculina como con la comunidad, la empresa y el estado, se igualan las posibilidades del acceso al empleo en condiciones dignas, del tiempo que se dedica a las actividades productivas. A partir de ahí, se afronta esta situación de mayor precariedad de las mujeres para todo lo que significa el acceso al ingreso. Las políticas de cuidado considero que son clave”, afirmó.
En esta misma línea, Soto refirió que se deben idear políticas que permitan el acceso de las mujeres a los espacios de decisión.
“En los espacios de decisión se analizan las necesidades que no se deben ver desde el punto de vista solamente de una sociedad que se construyó de forma patriarcal y a la medida de los hombres. Por ejemplo, cuando discutimos sobre las licencias de maternidad, si hay una mirada que piense de forma igualitaria, se pensará en licencias igualitarias, porque de lo contrario no existe la corresponsabilidad de ambos integrantes”, expuso.
Así, la titular de la agrupación política Kuña Pyrenda recalcó que “ambas cuestiones son claves, para fomentar los cambios en términos de la protección social”.
Para implementar transformaciones y políticas para derribar las brechas de género aún se deben afrontar diversos obstáculos como la “construcción de un pensamiento social”, detalló Soto.
“Todo aquello que hace a la división sexual del trabajo, que apunta a las mujeres como supuestas responsables únicas de las tareas de cuidado es una dificultad. Todo esto se origina indudablemente en un proceso de socialización y de construcción de pensamiento en una sociedad. Creo que este elemento central se da en una sociedad que no ha sido capaz de debatir a profundidad todo lo que implica a las construcciones de género”; concluyó.
Lilian Soto, activista y titular de la agrupación política Kuña Pyrenda
