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Factores de cambio

¿Has observado alguna vez que la gente casi siempre se queja a alguien equivocado –a gente que no puede hacer nada sobre su motivo de queja? Van al trabajo y se quejan de su pareja; llegan a casa y se quejan a su pareja de la gente del trabajo. ¿Por qué? Porque es más fácil, es menos arriesgado. Hay que tener mucho valor para decirle a tu pareja que no estás contento/a de cómo van las cosas en casa. Para pedir un cambio de actitud, hay que tener valor. O pedirle a tu jefe que haga mejor la planificación para que no tengas que acabar trabajando cada fin de semana porque eso no era lo pactado. Pero sólo tu jefe puede hacer algo al respecto. Tu pareja no.

Aprende a cambiar las quejas por peticiones y a emprender acciones que lleven a los resultados que deseas. Eso es lo que hace la gente triunfadora. Eso es lo que funciona. Si te encuentras en una situación que no te gusta, trabaja para que mejore o déjala. Haz algo para cambiarla o huye.

Comprométete a mejorar la relación o divórciate. Colabora en mejorar las condiciones de trabajo o búscate uno nuevo. En cualquiera de los casos, conseguirás cambiar las cosas. No te quedes ahí “sentado/a” quejándote, haz algo! Y recuerda: tú decides si quieres hacer el cambio, probar algo diferente. El mundo no te debe nada. Tienes que conseguirlo tú mismo.

Para tener poder sobre tu vida, necesitas ponerte en posición de crear o permitir todo lo que te sucede. Con “crear” quiero decir que tú provocas directamente que algo ocurra a través de tus acciones o tu pasividad. Ejemplo: Si te plantas en un bar ante un tipo más grande que tú, que lleva un buen rato bebiendo le dices: “Eres feo y tonto”, se baja del taburete, te pega un puñetazo en la mandíbula y acabas en el hospital, tú has creado esa situación. Otro ejemplo (un poco más difícil de digerir): todos los días sales tarde del trabajo, llegas a casa agotado y de mal humor. Te comes la cena en estado catatónico y luego te sientas ante la tele a ver el partido de fútbol. Estás demasiado cansado y estresado como para hacer algo más, como salir a pasear o jugar con los niños. Esta situación se prolonga durante años. Tu esposa quiere hablar contigo. Le dices, ¡“más tarde!”. Tres años después, llegas y te encuentras un día la casa vacía y una nota que dice que se ha ido y se ha llevado a los niños. ¡Eso también lo has creado tú!

Otras veces, simplemente dejamos que las cosas nos pasen por pasividad y por no poner voluntad para hacer algo necesario para crear o mantener lo que queremos.

En síntesis, seamos factores de cambio, ya sea haciendo nuestra parte para mejorar o solicitando esos cambios con las personas indicadas. No con el vecino.

Leti Martínez Bogarín
Leti Martínez Bogarín
La magia de tu corazón | Mentora y escritora

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