Maniobra de diputados nos cubre de vergüenza ante el mundo
Hacerle el vacío a la aprobación del protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos del tabaco es algo más que un asunto inherente a la política sucia. Es una burla a convenios internacionales que nos llena de vergüenza y nos condena al estigma de país copado por el crimen organizado.
El protocolo al que los diputados le están dando la espalda es exhaustivo al describir en qué casos se incurre en ilegalidad tanto en la fabricación como la venta de derivados del tabaco al por mayor, su importación y exportación y demás pasos intermedios hasta que el tabaco llega al consumidor final. Prevé prácticamente todas las maniobras mediante las cuales las redes del crimen organizado infiltran los cigarrillos en los mercados de consumo.
Seis países latinoamericanos han ratificado este protocolo: Costa Rica, Ecuador, Nicaragua,
Panamá y Uruguay. Brasil, que también lo ha hecho, ya hizo saber su impaciencia porque el
Paraguay le esté dando largas al asunto. El senador federal Nelsinho Trad, jefe de la delegación brasileña en el Parlasur, expresó al Congreso paraguayo que el citado protocolo es un instrumento de primer orden en la lucha contra el contrabando de cigarrillos del que Brasil es victima. En su nota dirigida al Presidente del Senado, Oscar Salomón, el senador Trad afirma que el bajo costo de los cigarrillos ilegales vendidos en su país “facilita la iniciación de los jóvenes en el tabaquismo con la inevitable dependencia de la nicotina y el desarrollo de enfermedades ampliamente conocidas”. Y añade más adelante: “Además de generar una importante evasión fiscal, el contrabando de cigarrillos financia el trafico de armas y drogas, va asociado a los homicidios, el blanqueo de capitales y otros delitos del crimen organizado”.
Los honorables que cierran filas sistemáticamente con el hampa cigarrillero local están
sometiendo a la Nación al escarnio más degradante de que se tenga memoria. Son el primer eslabón en la cadena internacional del crimen que no se detiene, al decir del senador brasileño, sólo en el contrabando de productos del tabaco sino que abarca el narcotráfico, el sicariato y el lavado de activos.
Los diputados ya probaron de lo que son capaces sacando a la Seprelad su competencia para exigir los reportes de operaciones sospechosas. Congelando este protocolo confirman su inconducta.
¿Se detendrán algún día?
