DESDE NAPOLI
BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
ENVIADO ESPECIAL EL INDEPENDIENTE
La ciudad tiene una permanente tensión con la limpieza y ha tenido graves líos políticos como consecuencia donde se mezclan desde incompetencia, corrupción hasta la siempre omnipresente: mafia.
Es una ciudad bonita perfilada por el Volcán Vesubio y por un puerto donde atracan cruceros que hacen la ruta del Mediterráneo con músicos paraguayos en su interior. Tiene una hermosa galería cerrada de buen porte y un centro con rastros del paso de gobernantes españoles y franceses.
Estatuas de Carlos III y IV se levantan en el sitio de las celebraciones de los éxitos populares que tuvieron al argentino Maradona como un semidiós durante el tiempo que hizo que el modesto equipo de Napoli conquistara el Scudeto y otros trofeos continentales como nunca antes en su historia.
El argentino también empezó aquí su adicción a las drogas que lo ha dejado casi en estado cataléptico en la actualidad. Son recordadas las hazañas del paraguayo nacionalizado Attila Sallustro, un delantero convertido en la principal figura del equipo del Napoli, integrante luego del seleccionado italiano para acabar siendo director del estadio San Paolo.
No quería cobrar nada y el club terminó pagándole con un automóvil. También jugó aquí un defensor del Olimpia Rubén Maldonado quien acabó su carrera en el equipo de Carapeguá.
Muchas historias con el fútbol en un sur italiano siempre deprimido por el desarrollo del centro y norte de la península. Aquí se licua todos los años la sangre de su santo patrono: San Genaro y se come la pizza modesta que lleva su nombre.
POMPEIA DONDE DUERME LA HISTORIA
A pocos minutos más al sur se encuentra Pompeya, la ciudad sepultada por el Volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo. Tenía 20 mil habitantes y las lavas del roca, fuego y lava destruyeron por completo lo que era una civilización compleja y variada. El poder del volcán hizo que la ciudad restaurada quedará ahora a varios metros del mar y no a su costa como era antes. El pórtico de San Marina es solo una referencia de las mudanzas que impuso el poder del volcán sobre esta ciudad que guarda los recuerdos de sus pórticos, calles, pisos, pilares y cuerpos de personas que murieron y quedaron petrificadas.
Pompeya es un recuerdo del paso de varias civilizaciones y por sobre todo un orgullo de la romana en sus tiempos de esplendor. El templo dedicado a Apolo y las restauraciones que continúan hacen de este patrimonio universal un sitio a ser visitado y admirado. Un tren lleno de grafitis y algo sucio hace el viaje por tres euros en menos de media hora desde Napoli. El ingreso es de 15 euros y el guía en inglés cuesta lo mismo. Vale la pena pasarse una mañana o tarde por lo menos.
Una pequeña visita al sur de Italia es siempre un paso obligado para la reflexión de dos sitios donde el Volcán Vesubio es la referencia obligatoria de su historia y geografía.