Si bien las condiciones que posee Paraguay lo vuelve muy atractivo para las inversiones por su liviano régimen impositivo, abundante energía y mano de obra barata, es sobresabido que los empresarios deberán “soportar” diversos niveles de presión para que les permitan aportar su capital para algún proyecto económico. Es casi “normal” que algún referente político de la zona tenga que adherirse al proyecto como un elemento que solo busca cosechar y a como dé lugar.
En el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores uno puede leer que la estabilidad monetaria y fiscal más alta de América Latina, la tiene nuestro país, es decir, nunca hubo devaluaciones bruscas, expropiaciones o congelamientos de ahorros; también subraya menciona como atractivo la menor tasa de impuestos y simplicidad del sistema fiscal. Refiere además, la rápida recuperación del crecimiento económico e inversión después de la crisis de 2008-2009, 15% de crecimiento en 2010, con base en la producción de alimentos cuya demanda mundial tiende a crecer.
A lo mencionado más arriba se suman los atractivos regímenes para inversiones como maquila, inversiones extranjeras, zonas francas y con amplias exenciones fiscales a las inversiones.
El contrapeso a esas referencias positivas, la debilidad institucional, principal freno para que el país alcance un boom en el grado de inversión, un rostro más serio y confiable elevaría a Paraguay a otro nivel.
Capitales Extranjeros Evalúan Dejar el País
En su momento, unas 40 empresas en la zona franca de Ciudad del Este amenazaron retirarse del país por falta de acompañamiento por parte del Gobierno para facilitar el acceso al certificado de origen un requisito esencial para exportar la producción. Algunas empresas suspendieron sus operaciones mientras que otras operan a media máquina.
A pesar de que las autoridades “prometieron” ajustar los controles para evitar la fuga de capital extranjero, la situación no ha variado mucho. Durli Leathers S.A., es una empresa brasileña, asentada en el Departamento de Paraguarí, que exporta cueros a importantes marcas como Audi, Land Rover y Bentley, aparte de materia prima para revestimiento en muebles de sala vendidos en China, Italia y Estados Unidos; cuenta con una de las plantas de tratamientos de efluentes más modernas de América, sin embargo son hostigados constantemente por organizaciones conformadas por autoridades locales y referentes sociales de dudosos antecedentes.
Esta empresa viene recibiendo sistemáticas visitas de organismos de control de medio ambiente presionados por políticos de Carapeguá con intenciones poco claras. Lo llamativo es que se trata de la única empresa con planta de tratamiento de residuos industriales de la zona, pero aún sí uno de sus ejecutivos es seguido de cerca por la Fiscalía, a pesar de que las instituciones oficiales, como el MADES, han comprobado in situ y en forma fehaciente que las aguas descargadas al curso del Arroyo Caañabe no son contaminantes.
En su momento, los asesores jurídicos de la firma DURLI LEATHERS S.A. sostuvieron que no es razonable ninguna sospecha sobre actividad delictual en materia ambiental por parte de la firma, ya que la misma ha realizado la inversión necesaria para la construcción de la planta, los insumos químicos, las licencias ambientales y los honorarios de los expertos, por tanto, no resultaría razonable concluir que con todo este comportamiento exista voluntad de contaminación ambiental, cuando el comportamiento refleja claramente un compromiso absoluto con el medio ambiente.