Algunos afirman que son los incentivos, los salarios, las posibilidades que se ofrece, la mecánica, el sistema, el modo de trabajar, lo que hace que la mano de obra paraguaya, muy apreciada en el exterior, tenga un espacio cada vez mayor y se reclame más ese tipo de gente.
Adentro debemos encontrar estímulo, formas que entusiasmen a la producción. Paraguay, en prácticamente todos los campos -el público y el privado-, está muy lejos de los niveles de productividad que se esperan.
Otros afirman que el problema es el salario mínimo que sube a partir del mes de julio, pero que se afirma será finalmente subsumido por la suba de precios en la mayoría de los productos.
Mejorar el nivel de salario, formalizar la economía del Paraguay ampliamente informal en donde no existe ninguna posibilidad de que alguien pueda jubilarse con cierta dignidad, son cuestiones en las que los políticos tendrían que centrar no sólo su discurso, sino una acción concreta y práctica. Es allí donde definimos realmente el futuro de un país, cuando encontramos que mucha gente con capacidad decide quedarse y forjarse un destino entre nosotros.