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El pan de cada día

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¿Vivir o sobrevivir? Es el planteamien­to que arraiga una áspera verdad. Vendedores am­bulantes, comerciantes informales, y hasta co­mercios clandestinos, que son consecuencia de una falta de oportu­nidades en igualdad de condiciones y hacen a la economía subterránea e informal.

Los vemos todos los días y los omitimos a simple vista, ignorando rea­lidades y necesidades. Caramelos, galletitas, alfajores, y hasta auri­culares o cualquier pro­ducto que el momento y circunstancias estén de­mandando hacen a estos compatriotas aprovechar la ocasión e intentar ga­narse el pan.

Para muchos de ellos cada día es –literalmen­te- como si fuera el últi­mo, dependiendo única y exclusivamente de los resultados de sus ventas en la jornada para llevar algunos ajados billetes y monedas, que contra sus voluntades, hacen bullicio en sus gastados bolsillos.

Los hay de todo tipo. Es­tán los que esperan que sus proveedores lleguen muy temprano con pro­ductos de Clorinda, e improvisan inmediata­mente luego un escueto puesto de dudosa resis­tencia donde ofrecen en las avenidas –puntos estratégicos- desde jabón en polvo, hasta aceites y cafés de marcas conoci­das.

También están los que comercian siempre lo mismo, sin importar la época o estación, como los chiperos, que no se ven frenados o intimi­dados por la bipolaridad climática, bastante carac­terística de nuestra tierra paraguaya. En contraste están los oportunistas, en el buen sentido, que se sirven de eventos, mo­mentos, épocas, tenden­cias y hasta el clima, para vender lo que se necesite.

Algunos suben a los co­lectivos, con rutas especí­ficas y otros, simplemente buscan muchedumbre en los centros comerciales, mercados, paseos, y has­ta estadios si hay fútbol, para lograr deshacerse de artículos que le provee­rán a cambio el sustento justo a modo de jornal.

La mayoría se desentien­de… hasta el Estado lo hace pero, estos compa­triotas, que en su con­junto hacen a estos flujos subterráneos, mueven más de US$ 11.600 mi­llones al año (según PRO Desarrollo Paraguay) y, representan cerca del 38,6% del producto inter­no bruto (PIB) nacional.

¿Cómo no interesarse en esta realidad que quié­rase o no representa un engranaje sustancial de la economía paraguaya? Si bien es cierto que en muchos casos se habla de contrabando, piratería y hasta evasión de impues­tos, también es correcto afirmar que muchos no pueden optar por mejo­res alternativas para ge­nerar ingresos.

La calle es dura y el ham­bre no espera. No hay tiempo para hacer un curso, elaborar un currí­culum o planchar quizás una vieja camisa para ir a una entrevista laboral; a veces, ni siquiera hay dinero para comprar un diario y mirar agobiado la sección de clasificados esperando desanimado encontrar algún oficio temporal.

Entre vivir y sobrevivir puede que no haya opción. Diversos son los vaivenes que ubican hoy a miles de compatriotas en desventu­radas situaciones de subsis­tencia y se ganan, amén de unas monedas, el rechazo constante de las miradas poco empáticas de quie­nes tuvieron quizás mejor suerte o mejores entornos.

Y luego está el Estado, que hermético y silencio­so, pasa de largo… como mirando hacia arriba, por las ventanas, o tal vez, ha­ciéndose el dormido, para no darles el lugar que se merecen en esta sufrida sociedad.

 

11.652 Millones de dólares movió la economía subterránea en el 2017, según datos de PRO Desarrollo Paraguay.

 

38,6% Del PIB en 2017 representaron los flujos de la economía subterránea en Paraguay.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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