Paraguay debe ser uno de los países más económicos donde vivir, la inflación es reducida, el acceso a la alimentación tiene varias opciones económicas y a pesar de depender del combustible que se produce en otros países, de precios internacionales elevados y de una guerra y una pandemia que golpearon a todos los países, Paraguay sigue siendo estable y predecible. Pero tenemos un enemigo interno que genera burbujas desestabilizando los precios locales y encareciendo el nivel de vida. El dinero generado desde el contrabando y el narcotráfico crea un esquema de lavado que produce precios ficticios en el ámbito inmobiliario y presiona sobre la economía creando una competencia desleal, el lavado encarece el nivel de vida del ciudadano honesto que trabaja y paga sus impuestos, el lavado trae pobreza e inseguridad.
Todo esto obliga a impulsar programas de lucha contra la pobreza y propuestas que reducen el costo de los servicios públicos. Ayer el presidente de la República anunciaba de manera inteligente una reducción del 25% del precio de la energía eléctrica que va a beneficiar a más de 1 millón de usuarios. Y unos 250 mil usuarios seguirán recibiendo un subsidio 25 a 75 % en la tarifa social.
Si a esto le sumamos las deducciones del 100% del IVA en alimentos y la propuesta del Banco del Pueblo logramos un paquete que puede amortiguar el daño que genera el lavado del dinero, pero necesitamos erradicar este mal para empezar a concentrarnos en inversiones y posibilidades que signifiquen un crecimiento sostenido para todos los Paraguayos.
