miércoles, diciembre 18, 2024
28.8 C
Asunción

El destrigrarse

@peztresojos – Emprendedor y Comunicador Social

 

La palabra destrigrarse no figura en ningún diccionario y está bien que sea así porque no existe el acto de dejar de ser tigre, como decía José Ortega y Gasset: “El tigre no puede destrigrarse, pero el ser humano puede deshumanizarse”. Estos tiempos de emergencia y crisis nos permiten visibilizar cuán humanos o inhumanos podemos llegar a ser y como diferentes acciones, con diferentes puntos de ignición, presentan nuestra conducta en una situación límite. Desde quien asalta un minimercado para hurtar comida, el que compra más insumos sanitarios de los que necesita, aquel que busca quitar provecho político o económico de manera inmoral ante los hechos, el que exige todo y no está dispuesto a dar nada.

Hay tantos actores como personas durante los momentos de crisis, donde la humanidad y la inhumanidad corren de un lado a otro en el río de la vida, mirando por un lado tanta belleza y solidaridad, personas que arriesgan, que comparten que construyen y otros que anestesian, que abusan y se aprovechan.

Coche Inciarte, sobreviviente de la tragedia de los Andes, me dijo una vez, entre cafés y charla: “La montaña nos cambió la vida a muchos, otros no aprendieron un cara$%”.

No podía acreditar lo que escuchaba, que una de las experiencias más fuertes de supervivencia no haya servido para dejar un aprendizaje en la vida de todos los que formaron parte de ella. Pude constatar con “otras montañas” que la vida me ha presentado que es así, por más fuerte que sea la experiencia, el aprendizaje no llega si no estamos abiertos a él. La pregunta debe ser ¿qué me está generando a nivel interno esta emergencia, cuál es el aprendizaje que me deja, como puedo mantenerme “humanizado” ante tanta deshumanización?

Si abrimos paso a la humildad del aprendizaje y de comprender nuestra finitud y limitaciones, todo lo que estamos viviendo durante estas semanas no será en vano

Columnistas
Columnistas
Expertos en Historias urbanas.

Más del autor