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Curar el mal, no sólo la fiebre

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¿Combatir el crimen? Si, pero antes acabar con la corrupción

Uno de los aspirantes a la máxima magistratura de la República dejó una frase muy interesante. Dijo que “con los adversarios se dialoga, con los enemigos no. Y el enemigo es el crimen organizado”. Podríamos firmar al pie esa frase del candidato pero a condición de que anteponga en su construcción semántica un elemento faltante: la corrupción sistémica.

La corrupción es una construcción de origen excluyentemente estatal. Aquella fracesita cazurra de que la corrupción es un tango que se baila de a dos es un comodín que se fabricaron los que chapotean en ese pestífero ambiente de sentina, de uno y otro lado del mostrador. Corrompe el que fija reglas, las aplica y controla su cumplimiento pero traicionándolas a continuación.

Ante un servidor público de conducta recta e íntegra en el desempeño de sus funciones, el ciudadano honesto cumple sin peros sus obligaciones fiscales sabiendo que recibirá un servicio proporcional a su costo. Así funcionan los países que han logrado, si bien no erradicar las prácticas corruptas en el manejo de la cosa pública, mantenerlas en un mínimo que no colisione con el normal funcionamiento de la vida diaria. Infelizmente, la realidad nos pone frente a enclaves de ineptitud, inmoralidad y codicia incrustados en áreas estratégicas del Estado en donde se deciden negociados, reparto de cargos y de privilegios que envilecen hasta la raíz lo que debiera ser un noble servicio a la ciudadanía.

Plantar batalla al crimen organizado sin antes combatir los bolsones de corrupción que deforman los órganos del Estado sería como tratar una infección con aspirinas en lugar de aplicar cirugía mayor extirpando la raíz de la enfermedad. Pero los políticos, por puro instinto animal, prefieren eludir ese campo de batalla porque significaría generar enemigos que lo cruzarán en el camino a las urnas. Y lo harán poniendo en juego, sin escrúpulo alguno y con total impunidad, todos los recursos del Estado de los que disponen.

Hasta hoy, eso de “combatir el crimen organizado” es puro marketing, meros enunciados ampulosos y escasos resultados prácticos.

Ahí está la mítica Fuerza de Tareas Conjunta sacudiendo matorrales en el norte y capturando perejiles, mientras la banda de facinerosos mata cuando quiere y mantiene secuestrados a ciudadanos durante meses y años.
Otra faceta del Estado que debe cambiar cuanto antes. Y de fondo.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.