La vacuna no nos libera de los protocolos sanitarios
Israel ya tiene vacunada a casi toda su población. Chile va camino a cubrir su población meta (15 de sus 19 millones de habitantes) para junio próximo. Sin embargo, el Covid no ha cesado de crecer, al igual que en Chile, en donde hasta las últimas lecturas del fin de semana, no se notaba una merma sustancial de casos.
Esto no quiere decir, ni de lejos, que la vacunación esté fracasando. Simplemente, lo que ocurre es que el organismo se toma su tiempo para responder a la vacuna y desarrollar las defensas específicas que combatan al virus. En el caso de los sueros anti Covid 19, existe una incógnita que aún deben despejar los terapistas y epidemiólogos. Y es que tratándose de una vacuna en etapa de prueba de campo pero aprobada en emergencia por la OMS, aún quedan por comprobar algunos aspectos que sólo se despejan tras ensayos que normalmente llevan uno, dos y, en algunos casos, hasta 10 años.
Israel, Chile, EE.UU. y los demás países que tienen sus programas de vacunación muy avanzados han hecho su parte dando a su población un arma de primera magnitud en la lucha contra la pandemia. En adelante, va a depender de la efectividad de cada vacuna para medir la duración de la inmunización que otorgue.
Mientras tanto, ninguno de esos países han dado de baja a los protocolos de protección vigentes desde comienzos del año pasado. Lo que sí están logrando es subir el umbral de seguridad epidemiológica lo suficiente como para que la población retome sus actividades normales. Pero el barbijo, la distancia social, el lavado de manos con alcohol en gel y la limitación en el aforo de las reuniones sociales, culturales y deportivas sigue vigente hasta tanto se tenga una evaluación final del proceso inmunológico.
Nosotros, que aún no vacunamos ni al 1 por ciento de la población, ya tenemos verdaderas piaras de majaderos sin barbijo, retozando mezclados y haciendo mofa del distanciamiento social. Hablamos de reabrir locales nocturnos, llenar las canchas y turistear en Semana Santa como si nada hubiera pasado. Esta conducta cavernícola, de un alto cretinismo social, es la que nos condujo a la declaración de alerta roja sanitaria. Creen que con dos vacunitas y media aplicadas ya está todo resuelto.
Las sociedades primitivas creían en la magia.
Acá parece que retrocedimos al paleolítico inferior.