No hay mucho que reflexionar más acerca de lo que es y cómo nos daña la corrupción que es definida cómo la acción y efecto de corromper o corromperse o el deterioro de valores, usos o costumbres. Los que han servido para levantar y sostener un título o institución en los tiempos o condiciones que se presenten y existan con el fin de ser útiles para uno o unos.
Se puede entender mucho de esta actitud, práctica o tendencia o calificativo al leer los sinónimos de la palabra corrupción que son; putrefacción, degeneración, fermentación y una lista desagradable de palabras que pueden darnos a entender que no se trata de nada cómodo o atractivo. Paraguay es un país con altos niveles de percepción de corrupción según la organización alemana Transparency International que mide la misma anualmente Tiempo atrás hemos tenido una lista de personas calificadas cómo “significativamente corruptos» por los EEUU que siguen tan campantes y con poder entre nosotros. Siendo la palabra significativamente igual a bastante, notable o considerablemente.
Luchar contra la impunidad
Nunca es tarde volver a hacer una reflexión acerca de los dilemas que no solo tienen las personas que sean identificadas o pilladas con “las manos en la masa” sino sobre todo la cicatriz que dejan en el rostro de personas, organizaciones e instituciones impresentables para dialogar sobre lo que pueda ser útil a las partes del diálogo.
Escribe la escritora española Irene Vallejo en el portal mexicano Milenio.com que fue el francés Montesquieu quién escribió que Julio César, el emperador romano quien generalizó la costumbre de corromper como mecanismo de financiación política. Los gastos electorales en Roma antes de la era de la publicidad y las apariciones televisivas eran ya enormes con sus influencias sociales a su vez de dimensiones feroces. tenía negocios con el constructor Craso quien financiaba la corrupción de Julio Cesar a cambio de contratos con el Imperio Romano.
No está bien caer o dejarse absorber por maniobras corruptas porque algún día de alguna forma pueden ser descubiertas y tener un costo. Claro, eso pasa en sociedades escandalizadas por estos hechos. Aquí ya nos hemos acostumbrado tanto con ella que ni cosquillas nos hacen los corruptos y menos los significativamente.