Prácticamente todo nuestro proceso como seres humanos consiste en socializar. Al momento de salir de nuestra casa y dirigirnos a algún sitio, en algún rato cruzamos palabras con personas desconocidas, para hacer cualquier actividad, como pedir un café, charlar del clima, o cosas incluso más banales.
No obstante, todos esos procesos comunicativos generan algún tipo de impacto en tu día a día. Aunque el efecto no sea inmediato ni se note de una manera abismal, relacionarnos con personas extrañas constituyen factores positivos para nuestra vida.
De acuerdo con el New York Times, un libro publicado por Melinda Blau, escritora de ciencias, y Karen L. Fingerman, profesora de Psicología en la Universidad de Texas, destacó que las personas extrañas pueden anclarnos al mundo y nos dan una sensación de estar conectados a algo más grande.
Así, dichos individuos mejoran y enriquecen nuestras vidas, brindándonos oportunidades para nuevas experiencias e información que está más allá del alcance de nuestros círculos íntimos, pues vamos conociendo diferentes cosas.
IMPACTOS DE PERSONAS DESCONOCIDAS
“En todo proceso de interacción logramos comunicarnos, expresarnos, descubrirnos y conocernos. Más que un simple compartir, es un intercambio de vida, experiencias, que cada uno califica como positivo o negativo de acuerdo a sus percepciones”, manifestó Daniel Cabrera, licenciado en Psicología Clínica.
El experto habló de manera detenida acerca de lo importante que resulta entender que necesitamos nutrirnos de los demás para encontrar ese arraigo y sentido de pertenencia en el mundo.
El beneficio es claro, según Cabrera, y no es necesario ser una persona muy extrovertida para lograr esta conectividad con los demás, pues para socializar, simplemente se debe respetar, cada quien siendo y haciendo lo que mejor sea conveniente.
“No existen marcaciones que indiquen niveles de apoyo emocional, pero la contención y la cercanía de una persona externa a uno mismo, en quien se confía, genera empatía y comprensión”, definió el profesional.
¿QUÉ TRAE NO SOCIALIZAR?
El licenciado indicó que, dependiendo de la causa, no socializar lo suficiente con diferentes personas trae consigo sentimientos de soledad, abandono, apatía, desánimo, miedos y constructos irracionales; en otros casos pánico e incluso depresión.
“Si es un aislamiento por elección, y por un tiempo específico, podría deberse a una necesidad de encuentro personal, callar lo externo para que hable lo interno, depende mucho del contexto y del caso”, acotó Cabrera.
Al respecto, el psicólogo mencionó que no hace falta contar con un círculo extenso, ni mucho menos publicar todo en las redes sociales, basta simplemente con sentirse bien y conforme con uno mismo.
Por otro lado, el profesional expresó que ser «activo» socialmente genera más contacto en cuanto a oportunidades para salir y hacer diferentes actividades, pero eso no garantiza una felicidad absoluta ni salud mental estable.
“Lo social anima, motiva y encamina crecimientos, pero esto no significa que, por ejemplo, las personas extrovertidas sean más activas y felices que los introvertidos”, señaló Cabrera.
Entonces, no se trata de buscar una conexión instantánea o constante con diferentes personas, sino de estar abiertos y receptivos a varias realidades ajenas a las de nosotros, que pueden llegar a aportar algo en nuestro desarrollo como individuos, haciendo algo muy simple como lo es interactuar.
TIPS PARA FACILITAR LA COMUNICACIÓN
– Evitar gestos inoportunos, demostrar ser una persona madura o al menos intentarlo, desde la amabilidad y tolerancia.
– Aprender a respetar al otro en su esencia y no buscar formas de querer cambiar a nuestro parecer, a nuestro antojo.
– Practicar la empatía, ser compasivos, entender que cada uno representa un transitar, una vivencia.
– Mirar al otro a los ojos cuando haya interacción o diálogo, escuchar activamente lo que nos quiere comunicar, seguir la conversación de manera que fluya emociones y reacciones respecto a esa comunicación.