Ayer me tocó ver una fuerte película de niños italianos durante la segunda guerra mundial llamada “el tren de los niños” de Cristina Comencini que narra la vida de un niño napolitano que encuentra esperanza en medio de la pobreza de la posguerra y no era una vida tan cómoda, alegre o constructiva para la infancia de la época. La misma que quizá para muchas personas que tuvieron que ver, escuchar o sentir el uso de bombas a su alrededor o notar cómo vidas e infraestructuras se destruían en esos años en los que el hombre se ingenió y utilizó su fuerza mental y física para echar a perder todo lo se encontraba cerca de nosotros.
Ahora 79 años después afortunadamente no tenemos esa intensa experiencia de lo que fue ese lamentable evento más así y todo siguen existiendo combates entre seres humanos que deben vivir en calma, paz y armonía para lograr empezar, desarrollar y terminar bien proyectos políticos, empresariales o de cualquier tipo de organización humana. La misma que funciona a través del respeto, comprensión e integración de todos en temas que estén relacionados con el todo.
Conflictos bélicos no sólo existen entre Rusia y Ucrania o Israel y Palestina que lamentablemente “celebrarán” una navidad y año nuevo con la habitual tensión en conflictos bélicos. Algo fastidioso para cualquiera a quién le sea molesto ver cosas destruidas, sangre, muerte, dolor, escuchar ruidos u oír quejas por lo que sea. Cómo ahora en Venezuela sin comida, agua ni electricidad viven los opositores que se esconden del gobierno venezolano, encabezado por el dictador Nicolas Maduro que decide atacar a seis destacados activistas y asesores de la oposición llevan ocho meses refugiados en la residencia diplomática argentina. Ahora, la policía les está cortando los servicios básicos.
Un mundo de conflictos
No nos encontramos en periodo de guerra mundial, persecuciones totalitarias sin sentido o lo que signifique ir detrás de la dignidad, salud y vida humana, más estas cosas siguen ocurriendo en el mundo y latinoamérica lamentablemente no se escapa de experimentar lo mismo que aquellos niños europeos años atrás o europeos o personas del medio Oriente.
Ahora lo que se vuelve noticia internacional está relacionado con Venezuela, país con muchos migrantes. De donde varias de las principales figuras de la oposición venezolana, que tienen órdenes de detención, han estado escondidas durante más de ocho meses en la residencia diplomática argentina de la capital, Caracas, donde han pedido asilo.
Ahora, cuatro meses después de las cuestionadas elecciones presidenciales de julio, en las que el presidente Nicolás Maduro declaró su victoria sin aportar ninguna prueba, las autoridades están cortando el acceso de la residencia a la electricidad, el agua y los alimentos, según Tomás Arias, abogado del grupo opositor. Los denunciados consiguieron asilo en la Embajada argentina, pero luego Caracas ordenó expulsar a los diplomáticos argentinos y les impidió a los asilados marcharse rumbo a Argentina junto a su pdte Javier Milei. Que también tiene a muchos compatriotas que deciden dejar su país por no estar de acuerdo con el trabajo de su gobierno para nuestros vecinos.
En la Argentina conviven también con venezolanos que decidieron mudarse al país tanguero y la buena pasta para empezar y continuar vidas que no tienen seguridad, comodidades o lo que necesiten para existir placenteramente en ricos países cómo Venezuela donde no solo existen buenas novelas, atractivas mujeres o lo producido por la mente humana.