El dato de Evanhy debe ser correcto. Fue intendenta municipal de Asunción (2006-2011) así que sabe de lo que habla. La cifra de 8.700 casas bajo la cota de inundación tiene sentido y tal vez se quede corta.
Pero hace falta saber el trasfondo de ese dato para nada menor. Esos 8.700 habitantes en zonas inundables no son producto de la casualidad o de asentamientos espontáneos. Es obra directa de ese puñado de concejales municipales que se ha apropiado de toda esa gente como mercado electoral. Con que dos personas por cada vivienda tengan edad para votar, son 18.000 votos “parte baja” que los gancheros de la política tienen asegurados para noviembre próximo.
Evanhy debe saber que en 2015, la Junta Municipal autorizó, ordenanza de por medio, bajar de 62 a 56 metros la cota de habitabilidad en los bañados, decisión que exponía, a quienes se instalarán a ese nivel, a quedar bajo las aguas del río incluso durante sus niveles normales. Eso incrementó en varios miles las familias que fácilmente podrían pasar a la categoría de inundados-autoevacuados-damnificados, toda una industria de la que han estado y siguen aprovechándose intendentes y concejales municipales durante décadas. En especial durante los años de elecciones.
Convertir el lecho del río Paraguay en terreno “habitable” es uno de los subproductos más asquerosos de la politiquería de baja estofa. Todos los que aspiran a sentarse en el sillón de la intendencia y en los curules de la junta se aprovechan de esta condición de trashumantes sin destino que son los habitantes de los bañados, quienes tampoco han sido capaces de superar esa etapa de víctimas, organizarse, ejercer presión legítima y exigir al próximo Gobierno municipal un programa de viviendas que los dignifique de una buena vez. Tal parece que se conformarán con las dádivas ocasionales frente a cada elección.
Todos los habitantes de las zonas inundables, y en general en situación de vulnerabilidad habitacional, deberían organizarse y deshacerse de una buena vez del tutelaje de concejales bolicheros, curas anestesiadores y oenegés que lo único que buscan es la foto y el video que les garantice más fondos.
Llegó la hora de desenmascarar a los mercachifles e instalar en el poder a ciudadanos con capacidad de gestión y vocación de servicio.
Será difícil encontrarlos, pero no imposible.