Por Benjamín Fernández Bogado
Evidentemente este es un año perdido en materia educativa. Ahora el Ministerio dice que van a pasar todos, porque realmente no hay forma de buscar encontrar un término medio para saber qué aprendieron y qué no. Lo peor del caso es que en materia educativa no ha habido una sola idea orientada hacia la honestidad de propósitos. Nada se ha hecho para enfrentar a uno de los grandes dramas a nivel nacional. No se ha hecho la tarea de movilizar al país para cuidar y proteger a un millón y medio de niños y jóvenes ante una circunstancia de este tipo.
No hubo respuestas creativas porque el Ministerio no tiene ninguna que realmente pueda ofrecer en circunstancias como éstas. Con un ministro como Petta, que ya ha sido condenado en el ámbito de la representación popular en el Senado y que continúa en el cargo simplemente por otras virtudes que no tienen nada que ver con la parte educativa. No vamos a avanzar hacia los lugares que realmente se presume deberíamos estar. Un año perdido en educación significa diez años de pérdida a largo plazo. El Paraguay está en esa circunstancia desde hace varios años y por eso somos de los últimos países ubicados en términos de calidad educativa, según lo dice la OBDE y otras organizaciones internacionales que miden nuestro rendimiento en ese campo. Por eso tenemos los políticos que tenemos. Por eso tenemos el Estado que tenemos y por eso padecemos sus consecuencias.
