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Siete semejanzas entre el fútbol y la política

  1. Todos somos el entrenador. Aunque no todos participan directamente en la política, todos son políticos al momento de la crítica. Igual que en el futbol. Todos tenemos en nuestra mente la alineación correcta, la táctica adecuada para el partido y los cambios oportunos, esos en que los entrenadores pocas veces aciertan. De igual manera, todos queremos decir a los políticos qué hacer. Corregirles la plana. Abuchearlos como a los entrenadores de futbol, cuando al final del partido no hay buenos resultados. 
  2. Los fanáticos. Tanto el futbol como la política engendran fanáticos. Personas que anteponen su devoción a su racionalidad. Su lema es irreductible: estás conmigo o contra mí. La intolerancia es su ideología, la pasión desmedida, su sello. Y su modo. En el futbol el equipo, en la política el partido o el líder. Siempre es inútil discutir con los fanáticos: jamás cambiarán sus ideas ni sus posturas. Eso sí: nos echarán a perder nuestro humor y nuestro café. 
  3. El árbitro siempre es parcial. ¿Qué sería del futbol sin la decisión  controvertida de los árbitros? ¿Qué sería de la política sin las decisiones equivocadas de los políticos? ¿Sin sus pésimas declaraciones? ¿Sin sus frivolidades? En la política, como en el fútbol, o hay  controversia o no es política, ni es fútbol. Así, para la gente, en política ningún grupo de interés, partido de oposición o medio de comunicación,  es neutral en su opinión. 
  4. Los eternos inconformes. Los aficionados siempre estarán inconformes mientras no gane el equipo de su preferencia. Si así fue, todo estuvo bien: el entrenador, los jugadores y el árbitro. Igual pasa en la política: si el ciudadano se ve beneficiado por algún programa de gobierno, ganó su partido la última elección y en general, le va bien, entonces estará contento con el equipo de gobierno. Aun así, la conformidad con el equipo de fútbol o el gobierno, no es eterna. 
  5. El que cobra caro y juega poco. Hay jugadores cuyo nombre resulta mucho más grande que su juego. Hay políticos cuya expectativa es enorme y terminan siendo una decepción. Ya en la cancha, el futbolista como el político en el gobierno, tienen que demostrar que valen lo que cobran. 
  6. Los pretextos cuando se falla. Cuando las cosas no salen bien en un partido, está la supuesta mala actuación del árbitro o las condiciones de la cancha. No falla. Es de librito. En política para eso están los enemigos, los medios y los fines aviesos de la oposición. En ambas disciplinas, los pretextos es la  costura para los fracasos.
  7. La esperanza muere al último. Hay una frase que recorre los estadios, sobre todo cuando se trata de la selección nacional: jugamos como nunca, pero perdimos como siempre. Pero luego, después de unos días la decepción se convierte en esperanza. También en la política. Ante cada elección, la gente pone en pausa sus decepciones, y le da una nueva oportunidad, a regañadientes, a la política. 
Guadalupe Robles
Guadalupe Robles
Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Debate. Politólogo por la UAM. Doctor en Derecho de la Información. Profesor-Investigador. Lector disperso.

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