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Estamos siendo menos y es peligroso

-Amor, tendremos hijos? o ¿queres un hijo?, son preguntas que hoy día son habituales entre parejas formadas  que no son fáciles de responder. Ya no son seres humanos hechos al azar, espontáneamente o cómo sea que se desarrollen en el vientre de la mujer. Es una cuestión de decisión de a dos. 

Al enterarse que una nueva vida se encuentra dentro de ella en proceso de nacer y empezar a vivir, la emoción e incredulidad son frecuentes por lo difícil que se hace para algunas parejas el milagro de tener un hijo. Palabra que se hace difícil de escuchar o concebir mentalmente para alguno no solo por lo complejo que se presenta el desafío de recibir, criar y cuidar un nuevo ser humano. El planeta  está quedando sin seres humanos según estudios recientes lo que es una alerta para gobiernos  que preocupa porque es un golpe duro que puede tener la economía por tener menos mano de obra para producir desde necesidades básicas y para reponer el sistema previsional incluso.

Cuando nos acercamos a los 8.000 millones de personas nacidas en este mundo, las fuerzas que conducen a un descenso de la población ya están en marcha. 

Se  prevé un descenso de la población en las próximas cuatro décadas  y  no culpemos a la guerra, los virus o los desastres naturales: culpemos a nuestro nivel de vida altamente demandante que colisiona contra la tenencia de hijos  y con ella la disminución de las tasas de natalidad.

Somos cada vez menos?

«La gente está más sana, es más rica, tiene mejor educación, vive más y tiene menos hijos», afirma Dettmers. «Pero esta disminución de la humanidad no es un motivo de alegría, sino más bien un desastre inminente para nuestra economía» afirma un experto. La gran escasez de mano de obra provocada por el descenso de la población paralizará nuestra economía mundial a menos que encontremos formas innovadoras de mantener las cosas en marcha.

Aunque el descenso de la población puede ser un signo alentador para quienes temen que la superpoblación agote los recursos mundiales, el estudio afirma que el descenso de la tasa de natalidad -con las disminuciones más acusadas en las sociedades más ricas- significa que no habrá suficientes trabajadores jóvenes para mantener ese mayor nivel de vida. También se  prevé que, a finales de siglo, la población mundial habrá disminuido en 1.000 millones de personas con respecto a su máximo.

Actualmente  la población activa de Italia, España y Grecia se reducirá en más de la mitad, mientras que Polonia, Portugal, Rumanía, Japón y China perderán hasta dos tercios de su población activa.

Recuperar el vivir

Algo que se pronosticaba incluso hace años con la pandemia COVID 19 que el mundo padeció y donde muchas personas desafortunadamente dejaron de existir, marcando un importante descenso de habitantes en el mundo. Aspecto que para algunos es bueno por reducir a su vez el consumo de lo que provee la naturaleza y así también disminuir el grado de contaminación y daños que hacemos a nuestra casa cuando nos encontramos con vida.

Por eso es fundamental encontrarse alegre y festejar la posibilidad de tener un hijo, nieto, sobrino o miembro nuevo en la familia que a su vez integra a un miembro al equipo que no supone una responsabilidad única de los padres sino del grupo familiar que tendrá momentos de felicidad y pena con el o la nueva integrante de la familia que previamente de la llegada del nuevo integrante ya debe tener listo desde las necesidades básicas para atender bien su existencia en nuestro planeta hasta su futuro en un mundo que tiende a no ser tan positivo congeniando con la palabra futuro de nadie por las complicaciones que traen consigo la inestabilidad económica, la crisis climática y  otros desafíos. 

Si deseamos continuar en el único viaje que nos permita experimentar y conocer todo lo que queramos en el mundo que es la vida, lo debemos hacer, proteger y prolongar con más humanos que sirvan para algo en una casa que debe dejar de “padecer” nuestra presencia en la misma. Mejoremos las condiciones de vida para que más personas se animen a traer hijos al mundo. Es el mandato en el mundo actual.

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