Algunas personas lo recordarán, otras por esta nota tomarán conocimiento de la contundente afirmación de Horacio Cartes, en abril del 2013, cuando en plena campaña electoral, en una entrevista con Victor Benitez en radio Chaco Boreal, el conductor le preguntó: que haría si su hijo le dice “me quiero casar con Robertito” a lo que Cartes respondió tajantemente: “Me voy a pegar un tiro en las bolas, sinceramente, a mi hijo no le falta nada”
Pasaron 9 años de aquellas altisonantes declaraciones; su hijo no se casó con Robertito, tiene mucho más que en aquel entonces, pero tanto él como sus hermanos no podrán ingresar a los Estados Unidos por mucho tiempo, a menos que todo cambie ciento ochenta grados en la política migratoria de dicho país.
El departamento de Estado del país del norte, parece no haber tomado en cuenta los antecedentes homofóbicos del expresidente, ni una serie de pintorescas declaraciones de los últimos años, sino otro tipo de actividades -profusamente difundidas, que doy por todos y todas conocidas- que poco tienen que ver en tiempos de la Expo 2022, con el Toro Campeón de nuestro rodeo.
A juzgar por las declaraciones del Embajador Marc Ostfield, Estados Unidos, no está muy preocupados por estas cuestiones domésticas: problemas de alcoba, sexualidad abierta o encubierta, etc. Nuestras tradiciones no tienen tanto peso en la política internacional como el lavado de dinero, el vínculo con el terrorismo, el tráfico de influencia y otros delitos del clan del empresario de frontera, que han venido ocurriendo en forma sistemática, a pesar de algunas advertencias que la Embajada de Mariscal López y Brasilia realizó en oportunidades anteriores.
Hace poco más de un año, el Embajador Ostfield presentó sus cartas credenciales y por estos días volvió a ratificar que se encuentra felizmente casado hace 33 años, con una serenidad que contrasta con el terremoto político que ha generado la conferencia de prensa del último viernes 22 de julio.
Los partidarios de Cartes no encuentran en esta semana, qué epíteto más fuerte -que el conocido sustantivo de cuatro letras-, deberían pronunciar para intentar descalificar la relación conyugal del embajador.
La dupla Peña-Alliana, ante las cataratas de memes, comentarios y circulación de la información en los principales medios del mundo, hacen saltos mortales y otras destrezas olímpicas para ocultar el sol que sigue calentando la política local y que los ponen más cerca del Circo du Soleil -que volvió hace un mes después de la pandemia- que del centro de la campaña electoral.
La corrupción no es delito
Ni qué decir de los hurreros y partidarios del desterrado Cartes. Aparecen algunos fanáticos que, en afán de consuelo, le ratifican su confianza y recomiendan que no se preocupe por no viajar. En su Paraguay lo tiene todo y no nos van a venir a enseñar esta gente de moral dudosa, lo que es corrupción. Si es corrupto, es nuestro corrupto, dijo un conocido periodista venido a menos, para terminar rebuscándose en el remanido argumento de injerencia en los asuntos internos. Como si esto fuera poco, la candidata a Senadora por Honor Colorado, María Teresa Peralta, afirmó “que la corrupción no es un delito”.
El derecho romano describe el delito como “actos ilícitos de los cuales se derivan obligaciones que se sancionan con una pena”. Seguramente, la candidata Peralta desconoce que antes de llegar a nuestro derecho positivo pasamos por la Ley de Talión, donde castigaban al culpable con la misma ofensa causada. Si usted fue castigada por hacer proselitismo -siendo directora del registro electoral- por los ministros del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) Jaime Bestard y Alberto Ramírez Zambonini, ¿cree que ello ocurrió porque era año nuevo? No fue porque era un delito aparecer en la foto al lado de Cartes y Peña. En la época del Talión, le hubieran cortado las manos, porque es la parte del cuerpo con la que uno vota. Felizmente el derecho avanzó en racionalidad y justicia, pero para su pesar, estos hechos siguen siendo considerados un delito. Le recomiendo respetuosamente un curso rápido anticorrupción, antes que usted llegue, si es que llega, al senado. El país necesita gente con ideas claras.
Un país sin periodistas
Corría el último mes del 2017 y el expresidente, aprovechando un acto oficial y olvidando que hay varios colegas que trabajan en sus medios, se despachó: “Solo tienen un micrófono y un papel para escribir”. Totalmente cierto, son las armas de las que dispone cualquier periodista honesto, que no venda sus convicciones ni principios al patrón de turno. Eso es también una forma de corrupción. Y comprar periodistas aprovechando la necesidad del gremio de los escribas, es también otra forma de corrupción. Tal vez, ocupado en tantos negocios simultáneos y dudosos, al decir de la Embajada Americana, no tuvo tiempo de leer la teoría del perro guardián (guardian dog) que viene de la escuela americana, sobre el rol de control de los medios con los gobiernos.
“El país funciona mejor sin ellos” y continuó con la amenaza a una pareja de periodistas, luego de la quema del congreso en protesta por su reelección, para concluir: “merecen estar en prisión”. Desde aquel 31 de marzo del 2017 a la fecha, parece que nuestro pequeño gran hombre habría cambiado de opinión. Sus negocios funcionan mejor con ellos, a juzgar por el incremento de sus inversiones periodísticas y la “independencia que exhiben las editoriales y tapas de sus medios cautivos”. La imagen de la nota va de regalo y es la del conocido comics Pedro Picapiedra. Cualquier coincidencia o parecido es mera casualidad.
Volvemos a julio del 2022. Dejó de ser presidente y sus negocios crecieron exponencialmente al punto de plantar una estación de servicio frente a la mismísima embajada americana. La impunidad tiene esas cosas, porque el poder marea y usted no será el único que caiga seducido por los vahos del alcohol de los amigos y otros obsecuentes. Hoy se encuentra empeñado en diluir, desaparecer o empañar tamaña acusación. Quiere lograr que todo el país, la región y el mundo miren hacia otro lado y la vida continúe como si nada hubiera ocurrido.
Lo que difícilmente podrá olvidar es que la acusación de la Embajada Americana de la mano del Embajador que sus partidarios desacreditan, hizo blanco testicular, sin necesidad que usted se disparara ni un solo tiro. Sinceramente, a usted no le falta nada, solo ser creíble.